002

393 76 13
                                    

Me desperté al sentir un enorme Espasmo Mioclónico y sabía muy bien quien era el causante de aquello, por supuesto. Allí estaba riendo a carcajadas de mi, aquel triángulo. —¡No hagas eso! Me mataras un día de estos. —Rugió levemente molesto mientras tomaba sus lentes.

—JAJA ¡FELIZ SORPRESA! si te mueres puedo volverte a la vida en un abrir y cerrar de ojos. —Exclamó sin tomarle importancia. Después de todo, si tenía razón...

Bill era muy hiperactivo cuando ya tenía mi plena confianza, me ha hecho tatuarme algo que dice ¨Sabio¨ en su idioma nativo sin preguntarme, de igual forma sabe que no me enojare. Actúa como un adolecente infantil, me pregunto ¿cuántos años tendrá él? Seguro ya es un viejo. 

—¿Qué día es hoy? Debo escribir nuevas cosas en mi diario. —Mencionó para levantarse de la cama e ir a la cocina por una taza de café pero tan pronto entró a la cocina el olor a sangre invadió sus fosas nasales para divisar unas pequeñas ratas formando su nombre en aquel piso de madera.

—Es el día que los humanos llaman cumpleaños. ¡Oh mira quien dejaría esa linda sorpresa ahí! —Cuestiono con un gran tono de emoción mirando a su compañero quien se quedó estático.

—Ay dios mio.. —«Querido Dios me siento tan agradecido por la enorme paciencia que me has dado». Pasó su mano acomodando su pelo para después mirar a quien era responsable de tal cosa para darle una gran sonrisa algo fingida. —Me sorprende mucho, muchas gracias me pone feliz que hayas recordado mi cumpleaños.

Realmente me sorprende y me pone algo feliz que alguien se acuerde de mi fecha de cumpleaños, es el mejor regalo y no me refiero a las ratas. Aunque después le explique sutilmente tratando de no herir sus sentimientos al hacerle entender que su comprensión de las costumbres humanas era inexacta.

Porque sí, aunque no lo parezca, Bill es una criatura algo sensible.

—Oh bueno, si tu nuevo mejor amigo Fiddleford te las fuera dado, seguro que te encantarían. —Demandó mientras se cruzaba de brazos y desapareció como siempre lo hacía.

Hace unos meses mi más querido amigo Fiddleford había venido de visita a Oregón con su familia y nos habíamos reencontrado, desde entonces el viene algunas veces a pasar tiempo conmigo aunque a mi amigo Bill parece no agradarle del todo pues dice que me mete ideas tontas a la cabeza pero no se que tipo de ideas seran, la unica idea que me a mencionado F. es tener una esposa e hijos para no estar solo.

Pero lo de casarme y tener hijos, no es ni siquiera una opción, estoy demasiado ocupado en otras cosas.

—Vamos, no es como que me haya desagradado, de hecho es algo especial viniendo de Mi Musa..

La noche ya había caído y la tarde era fresca, sin duda hoy dormiría temprano.

No fue fácil conciliar el sueño, miraba aquel techo de madera mientras pensaba una y otra vez el por qué sentía tal vacío cuando aquel ser no está para hacerle compañía. ¿Por que se va? ¿Qué hace cuando no está conmigo?

Pensar ese tipo de cosas le hacía tener sueño hasta quedarse dormido. ¿Y a quien encontró esperándolo en sus sueños?

Mi musa.

—¿Qué tal si vamos a beber? —Vociferó mientras le sonreía a Ford quien evitaba mirarlo directamente.

Solo en mis sueños podía tocarlo y también podía verlo de otra forma diferente a su forma original solo que al despertar no podía recordar aquello, pero era consiente de que había visto cosas que no recordaba por alguna razón. Es como cuando sueñas con alguna persona que no conoces y al despertar no recuerdas su apariencia por completo pero sabes que lo has visto. Pero a diferencia de esto, el ser que yo veo se que existe.

—No gracias, no quiero emborracharme en mis sueños y despertar ebrio. –Exclamó cortésmente moviendo sus manos.

En seguida Bill lo tomó de los hombros para mirarlo haciendo una mueca de tristeza.

—Claro es asi como me pagas porque ya no soy tu mejor amigo ahora tienes otro mejor amigo, cuando yo soy quien siempre he estado contigo... —expresó con un tono de tristeza e indignación pues conocía bien a Ford. —¿A qué te refieres con que has estado conmigo siempre? —Cuestiono ford quien ahora lo miraba directamente. —Que te importa. ¿Entonces si iremos verdad Ford?

...

Ambos estábamos ebrios pero estábamos pasando un buen momento, de repente una cosa llegó a la otra.. Pasaron cosas, pero solo recuerdo aquellos ojos que brillaban como una luz tenue en aquella habitación a oscuras.

¿Qué diablos pasó anoche?
Prefiero no acordarme.

Mi Musa IntangibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora