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Durante los siguientes días mi estado de ánimo fue pésimo, las ojeras en mis ojos eran más grandes de lo normal, la soledad me estaba consumiendo, hice las cosas mal.

No, ambos hicimos las cosas mal, mas sin embargo mi alma calcinaba mi cerebro por actuar con tal incoherencia al ser arrastrado por la frustración, mi corazón se consumía lentamente pudriéndome en mi propia miseria. Sentí que no tenía sentido más para mis investigaciones, la necesidad de saber la respuesta a todas mis preguntas se esfumó tan rápidamente, no podía llorar más sin embargo, aquella sensación del pecho me golpeaba, me estaba matando.

Días anteriores había tratado de contactar con mi hermano para pedir su ayuda, pero no sé si él quiera verme después de todo.

Extrañaba la sensación de sentir la presencia de Bill pero no podía hacer nada al respecto, sabía que debía desprender aquel sentimiento de necesidad, debía arrancarlo de mi alma, para seguir con mi vida, pause mis investigaciones por días, los días siguientes compraba comida por las tardes y al volvía divagando de vuelta a mi casa, perdido en mis pensamientos.

....

Mi desesperación crecía cada vez más, saber que estuve a punto de lograr poseer la Tierra pero fue todo en vano, sentía culpa, me había vuelto débil en ese momento, lo había perdido y con él mis esperanzas de poder lograr mi objetivo durante milenios, mi mente me daba el dudoso consuelo de que había hecho lo correcto, sinceramente no.

No pude mas, la desesperacion me llevo a hacer tratos con cuya Deidad de la cual no debía confiarme, pero estaba tan mal que me manipulo tanto y sin darme cuenta me lo arrebató todo burlándose de mí.

—Entonces dices, que si te doy mi ayuda para poder obtener la tierra ¿Servirás para mí en todo momento? Vaya debes de estar tan desesperado.

—Serviré para usted en cada momento, me encargare de hacer los trabajos que usted me asigne, seré tan fiel a usted como los perros esperando por su amo. —Lo estaba logrando, solo un apretón de manos definiría nuestro trato y por fin la Tierra seria mía. Una gran sonrisa se formó en mi rostro, un ser poderoso como el seguro se olvidaría de nuestro trato en unos años, no tenía que perder.

Ambos estrecharon su mano para unir las en un apretón para cerrar aquel trato, la sonrisa ladina que se formaba en aquel rostro desconocido causó un escalofrío notorio en Bill quien se seguía manteniendo sonriendo falsamente. Mi gran felicidad era notoria había logrado manipularlo de forma tan exitosa que ni cuenta se había dado. ¡Que tonto!

—Incluso las flores más lindas del jardín, deciden marchitarse por si solas. Pensar que una Deidad tan linda pueda ser tan manipuladora, tal parece que olvidas con qué tipo estás tratando.

Un gran escalofríos recorrió todo mi ser nuevamente para después sentir un gran ardor en cada partícula de mi ser, sentía como si mil agujas estuvieran siendo clavadas en mi ser, como si estuviera siendo cortado a pedacitos, deje de flotar cayendo débilmente frente a los pies de quien ahora había cerrado aquel trato conmigo, sentí como mi cuerpo tomaba forma, una forma que me era familiar, estaba completamente desnudo en aquel piso frío, podía ver aquellas alas en mi espalda que trataban de cubrir mi cuerpo débilmente, el dolor que sentía en mi cuerpo me quemaba tanto, aquellos gritos ahogados que salían de mí rompían mi débil garganta haciendo brotar lágrimas revueltas con sangre. Sus manos intentaban ocultar su llanto, pero las lágrimas se escapaban entre sus dedos temblorosos.

—Fuiste tan ingenuo ¿Pensar que podías manipularme como aquellos débiles humanos con los que has estado tratando toda la vida? Jajaja me parece que has estado abusando de tu gran conocimiento y poder. —Su risa burlesca resonaba con gran emoción en aquellas paredes, a pasos lentos se acercó hacia quien ahora se encontraba soltando llantos de dolor.

Mi Musa IntangibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora