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La noche se hace presente, estoy acostumbrado a escuchar la voz de mi Musa quien todo este tiempo no se había hecho presente.

Por alguna extraña razón el pecho me dolía y el sentimiento de soledad se hace nuevamente presente, sin mentir me sentía aterrado como un niño pequeño, no tenía a alguien a quien pudiera correr y abrazar hasta dormir llorando, deje caer mi cuerpo en aquella cama fría mientras me abrazaba a mi mismo y hundía mi cabeza entre mis brazos, es tan difícil.

Fue inevitable que aquellas gotas resbalaran por mi mejilla, me sentía frustrado y perdido, se muy bien qué es lo que quiero pero no se si sea el camino correcto.

El sueño me había hecho dormir mientras estaba hundido en aquel colchón, la voz de mi único amigo a quien consideraba mi Musa, no estaba en mis sueños. Más sin embargo aquellos murmullos y gritos se hacían más fuertes dentro de mi cabeza.

El eco del aullido por aquellas almas perdidas me invadía. Esto no está nada bien. Es como si mi Musa estuviera contactando espectros de otros mundos. Mientras más escucho más me convenzo de que NO es mi imaginación.
Mi cabeza palpita tanto, el ojo derecho me punza. Mi corazón se acelero cuando escuche a mi Musa decir algo...

Me paré en seco de la cama para mirar a la nada..

Y sin darme cuenta, a quien en algún momento llegue a considerar importante y le había entregado mi plena confianza me había traicionado, mi Musa.

 «El portal está abierto»...

¿Qué he hecho?

¡MI MUSA ERA UN MONSTRUO!

¡ÉL ME HABÍA MENTIDO!

¡YO FUI SU MARIONETA!

El aire salió de mis pulmones, mi corazón se apretujaba tan fuerte que fue inevitable que las lágrimas empezaran a brotar nuevamente, un fuerte mareo se hizo presente haciéndome caer al piso mientras con mi mano apretaba mi camisa tan fuerte sobre mi pecho, ¿Por que mi Musa había hecho eso? Todo el tiempo me había manipulado para su beneficio propio..

— ¿POR QUÉ LO HAS HECHO? ¿POR QUÉ TÚ?

—Tú lo prometiste...

Los sollozos de quien se encontraba en aquel piso frío ahora inundaban aquella habitación, cada palabra que salía de aquella voz quebrada era más tenue.

Nunca fui importante en lo absoluto, él se aprovechó de mi soledad y lo uso para envolverme en aquella ilusión tan despiadada. Haciendome creer que siempre estaría conmigo.

—Dijiste que te quedarías conmigo... —Aquellas últimas palabras salieron entrecortadas en aquel hilo de voz.

...

Se había dejado llevar por aquel dolor que le quitaba el aire, quedando sin fuerzas para llorar a tal punto de dormirse. Todo esto siendo observado por el causante de aquel llanto. Quien solo se fue sin decir nada dejándolo, porque de cierta forma, le aterraba ser débil.

....

Mis dientes mordían mi corazón y mis pensamientos, aquella sensación de culpa y arrepentimiento me carcomía todo mi ser, quería arrancarme la piel por todas las cosas malas que había hecho, todo había sido mi culpa pero no quería dimitir eso. No quería admitir que me había llegado a apegarme tanto con aquel humano que yacía derrumbado en aquel piso frío. Sentir ese tipo de cosas te hacen débil.

Es tan tarde.

Ambos se han cruzado, más sin embargo daño se han causado. El corazón que había pasado en aquellas manos temblorosas llevando sangre consigo, crueles han sido. Oh mi pobre alma, has de apuñalar por la espalda a quien más anhelas; por aquel feroz miedo al quedar debilitado extrañando un alma, a la cual desde siempre has esperado, más sin embargo, por miedo le has alejado. 

Mi Musa IntangibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora