004

361 67 7
                                    

El clima se tornaba más fresco, la noche ya había caído, durante el día había estado sintiendo un ligero presentimiento de preocupación o dolor en el pecho, no se a que se deba esto. Finalmente el portal estaba listo, mi felicidad por esto me hacía descartar aquel sentimiento que había estado teniendo durante el día. Mi ayudante me llamó sacándome de mis pensamientos para mostrarme aquel robot que será lanzado dentro de aquel portal. Seguía sin creerme que por fin estaba hecho. Mi musa no había aparecido en todo el día para ser testigo de esto, es una pena..

Dos dias antes.

—Después de que el proyecto termine, ¿Te irás de mi vida?

—De que hablas tonto. Por supuesto que no, ¡Me quedaré para acompañarme mientras triunfas mostrándole al mundo los misterios de Gravity falls! —La culpa invadía mi ser y aquello que llaman corazón. Mi boca estaba llena de mentiras tan asquerosas; Me hacen querer vomitar hasta que mi garganta se queme y quedará desfigurada al ser limpiada. Pero tal cosa no pasaría y no podía permitirme dejar todo lo que siempre estuve buscando. Yo no podía sentir empatía y mucho menos amor. O al menos eso me he obligado a creer.

Aquella sonrisa que se forma en aquel rostro cansado, era algo de admirar para mi o simplemente estaba frustrado. Vamos no seas tan cruel dándome aquellas sonrisas.

Durante todos estos días lo había dado todo por su gran sueño, sentía que algo dentro de mi se apretujaba, tan detestable.

—En ese caso, ¡Ambos viajaremos juntos por el mundo!, me siento tan ansioso por saber que me depara el mañana a lado de quien ahora es importante —Expresó con un sincero tono de alegría.

¿Habrá un mañana para nosotros?

....

Finalmente el momento había llegado y con una gran sonrisa en nuestros rostros soltamos a aquel robot para saber que hay más allá, un sin fin de respuestas pero...

No todo salió de la mejor manera.

—¡FiddleFord! ¡REACCIONA AMIGO! —En aquel lugar a oscuras, la voz entrecortada y nerviosa salió de Ford quien sostenía a su amigo tratando de reanimarlo. Hasta que por fin abrió los ojos sentándose en el piso con las pupilas totalmente dilatadas.

—¡Esta máquina desatará el fin del mundo Ford! ¡TIENES QUE DESTRUIRLA! –Fiddleford se fue y me dejo solo, no podía creer o estar seguro de lo que decía, me sentía tan confuso, tampoco quería tirar todo por la borda.

Durante la siguiente noche no pude dormir, mi musa no había aparecido lo cual era extraño, ¿Me había abandonado? Era algo imposible, ¿no?

Cuando por fin concilie el sueño, todo era negro, habían susurros y tenues voces. Al despertar nuevamente Bill, no había aparecido en mis sueños. Los toques rápidos en la puerta me hicieron levantarme de golpe e ir rápido a la puerta, allí estaba FiddleFord quien miraba a todos lados como si quisiera esconderse de algo mientras apretaba unas hojas contra su ropa desaliñada, verlo en ese estado me hacía dudar y sentir demasiado culpable, pero no sabia con seguridad qué fue exactamente lo que él había visto, aquella vez solo estaba hablando exaltado.

Una vez que cerré la puerta, temblando me mostró unas hojas sobre algunos hallazgos que yo había descubierto gracias a la ayuda de Bill, me explicó que había pasado toda la noche escribiendo un artículo que detalla exactamente todos mis más grandes descubrimientos.

—¡Publica esto! —Me dijo mientras lo ponía sobre mi mesa de trabajo.

—Esta es tu investigación, simplemente me dedique a catalogarla por ti. Contiene los hallazgos suficientes como para hacerte multimillonario. Con esto, tendrás lo que siempre quisiste y no arriesgarás tu vida con una máquina así. ¡Olvídate del portal! ¡Publica esto, recupera tu vida y superalo!

Exigió de forma alterada para después marcharse dejando a Ford quien solo se quedó estático en aquella sala fría y sola.

Era justo como me lo había advertido mi Musa. ¿Cómo alguien en quien había confiado por tanto tiempo me sugería rendirme ahora, cuando la victoria estaba al alcance de mis manos?

Él había renunciado al proyecto, después de todo lo que habíamos logrado juntos, ¿Cómo se atrevía a rendirse a estas alturas?

–Bueno, ¡QUE BUENO QUE TE FUISTE! ¡Ignorante y cobarde Regresa con tu amorosa familia y tu vida llena de miedo No me pesa haber perdido amistad!

¡Y pensar que lo considere mi amigo! Se muy bien quién es mi verdadero amigo. Mi Musa. 

Mi Musa IntangibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora