Episodio 3

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Cregan llegó al comedor para el desayuno, y frunció el ceño ligeramente al ver la silla vacía donde se suponía que debía estar Naerys. Se había acostumbrado a que ella estuviera presente en las comidas desde que llegó.

Uno de sus sirvientes notó su expresión y se acercó a él con preocupación.

─¿Está bien, mi Lord? ─preguntó con cuidado.

Cregan se aclaró la garganta ligeramente, intentando mantener la calma. Él sabía que Naerys era una chica nerviosa e incómoda, pero no esperaba que se negara a aparecer para el desayuno.

─Estoy bien ─respondió él, aunque su tono de voz tenía un tinte de frustración―. Solo me pregunto dónde está la princesa.

─Se levantó muy temprano mi Lord, tomó el desayuno y fue nuevamente a su habitación ─respondió el sirviente.

Cregan alzó una ceja al escuchar las palabras del sirviente. Así que ella había desayunado temprano y había regresado a su habitación. Él se sentía irritado por su ausencia, pero se recordó a sí mismo que ella era aún más nerviosa y reservada de lo que había imaginado. Probablemente necesitaba tiempo a solas para adaptarse a su nuevo ambiente.

─De acuerdo ─respondió, más para sí mismo que para el sirviente─. Gracias.

El sirviente se inclinó ligeramente y se dio la vuelta para continuar con sus tareas, dejándolo a él solo con sus pensamientos.

Cregan se quedó allí, sentado en silencio, pensando en Naerys y en cómo debía haberse sentido al despertarse sola en un lugar desconocido y nuevo. Sabía que era importante darle espacio y tiempo para que se acostumbrara, pero también no podía evitar preocuparse por su bienestar.

Después de unos momentos de pensamientos, decidio irse del comedor y caminar hacia el cuarto de Naerys. No quería asustarla o incomodarla, pero quería asegurarse de que estuviera bien.

Al llegar a su puerta, dudó por un momento antes de golpear suavemente.

Esperó unos segundos, y luego volvió a golpear suavemente, esta vez un poco más fuerte. Finalmente, oyó cómo se abría la puerta y vio a Naerys asomarse por la puerta, con su pequeño dragón enredado alrededor de su brazo.

Él la miró con una expresión seria, pero al mismo tiempo suave.

─Princesa ─saludó él tranquilamente─. Llevo un tiempo buscándole, ¿Está bien?

Escuchó sus palabras y respondió con un leve suspiro.

─Estoy bien... ─murmuró, mirando al suelo en lugar de verlo a él a los ojos.

Cregan la observó por un momento, notando su nerviosismo y timidez. Al darse cuenta de que ella no se atrevía a mirarlo a los ojos, se acercó un poco más.

─Lo dices, pero pareces nerviosa como un cervatillo ─dijo él con una leve sonrisa―. ¿Puedo pasar?

Naerys sintió cómo su corazón latía más rápido cuando él se acercó a ella. Su proximidad la hacía sentirse aún más nerviosa, pero asintió ligeramente con la cabeza para permitirle pasar.

Dio un paso atrás, abriendo la puerta ampliamente para que él entrara.

Cregan pasó junto a ella y entró en la habitación, observando cómo ella lo miraba con una mezcla de nerviosismo y curiosidad. Él se detuvo en el medio de la habitación, dando un pequeño vistazo alrededor, y notando cómo ella permanecía cerca de la puerta, como si estuviera preparada para salir corriendo en cualquier momento.

Él se dio la vuelta para mirarla, y se recostó contra uno de los sillones que había en la habitación.

─¿Puedo preguntarle algo?

LA PRINCESA Y EL LOBO •CREGAN STARK•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora