Capitulo 6

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La joven se desplomó en su lecho, sintiéndose desolada y destrozada.

Las palabras de Cregan todavía resonaban en su mente y en su corazón, y sus ojos aún estaban hinchados de haber llorado.

Cerró la puerta detrás de ella con un portazo y corrió el cerrojo, para no ser molestada por nadie durante el resto de la noche.

Se desplomó sobre su cama y se enrolló entre las mantas, sintiéndose tan frágil y vulnerable como nunca antes.

Sus pensamientos no dejaban de reproducir una y otra vez las palabras que Cregan le había dicho, y las preguntas en su mente no dejaban de dar vueltas una y otra vez.

¿Cómo había sucedido todo tan rápido? Todo iba bien, y de repente se había desmoronado, destrozando su corazón y su dignidad.

Intentó no pensar en ello, diciéndose a sí misma que estaba bien y que todo iba a mejorar.

Pero cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de Cregan, frío y lleno de repugnancia al mirarla, mientras le decía que no le creía.

Las palabras y la expresión de él la torturaban, y las lágrimas comenzaron a derramarse de nuevo en silencio.

Se hundió aún más entre las sábanas, con la esperanza de que desapareciera en ellas y olvidara todo lo sucedido.

Las horas pasaron lentamente, y el llanto de ella finalmente cesó para dar paso al agotamiento y a un sueño inquieto.

Pero incluso en su sueño, los pensamientos sobre Cregan y lo sucedido la perseguían, llenando sus pesadillas de imágenes perturbadoras.

Naerys salió de su habitación con cautela, aún sintiéndose destrozada y vulnerable por lo sucedido la noche anterior.

Intentó controlar sus emociones y adoptar una expresión estoica, pero sus ojos aún estaban hinchados por el llanto y sus piernas aún temblaban ligeramente mientras andaba.

Caminó lentamente por los largos pasillos del castillo, evitando el contacto con los demás lo máximo posible.

Su mente aún se encontraba sumida en un estado de confusión y dolor por lo sucedido con Cregan, y le preocupaba que él la mirara aún con más desprecio si la veía.

Intentó recordar los movimientos que debía hacer a lo largo del día, pero se encontraba distraída y con la mente nublada, y le costó mantener el rumbo.

Cerca del mediodía, se detuvo por un momento y apoyó la espalda en una pared, cerrando los ojos y respirando hondo para recomponerse a sí misma.

Pero sus intentos de calmarse se vio interrumpidos por un ruido de pasos que se acercaban hacia ella por el pasillo, y cuando abrió los ojos vio que Alya se estaba acercando.

La sirvienta se acercó a ella con fingido semblante preocupado.

─Mi lady ─dijo haciendo una reverencia.

Naerys levantó la vista cuando oyó la voz de Alya, y al ver su expresión preocupada, intentó reunir sus fuerzas para sonreír débilmente y saludar.

─Alya ─dijo ella, con un susurro débil y tembloroso.

─Tengo algo que decirle mi señora, es de vida o muerte ─le dijo Alya.

Naerys se sobresaltó ligeramente ante las palabras de Alya, y se enderezó un poco mientras la miraba con interés y creciente preocupación.

─¿Qué es? ─le preguntó en un susurro.

─¿Es cierto que usted y Cregan no consumaron su matrimonio? ─preguntó.

Naerys se sobresaltó aún más ante la pregunta de Alya, y se quedó atónita un momento antes de responder.

LA PRINCESA Y EL LOBO •CREGAN STARK•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora