Dixie a través en el tiempo.

Capítulo 10: El pasado es pasado.

En la cabaña de Vitriol estaba iluminada por la luz del sol, que se filtraba a través de las ventanas y creaba un ambiente misterioso. El aire estaba lleno del aroma de hierbas y especias, que Vitriol utilizaba para sus experimentos. Dixie y los cazadores de zombies estaban sentados en un círculo, rodeados de objetos extraños y misteriosos que Vitriol había recolectado en sus viajes.

Vitriol se levantó de su silla, su mirada seria y preocupante. -Dixie, tendrás que tener muchos aliados para esta ocasión-, dijo, su voz llena de gravedad. -La primera batalla la ganamos, pero si no detenemos a tiempo a Piroska, se desatará una guerra peor que la última vez-.

Dixie asintió, su mirada fija en Vitriol. -Entiendo, Vitriol-, respondió, su voz llena de determinación.

Vitriol se volvió hacia los cazadores de zombies. -Recuerda, honestidad, inspiración, valentía y coraje. Encuentra esas determinaciones en tus aliados más cercanos-, dijo, su voz seria.

Ernie asintió, su mirada firme. -Si lo entendemos-, respondió.

Cricket se levantó de su silla, su mirada llena de curiosidad. -Ha propósito, hay algo en que podamos ayudar-, preguntó.

Pero Phill interrumpió, su mirada llena de sorpresa. -¿Por cierto, cómo es que murió usted, señor?-, preguntó.

Hubo un minuto de silencio ante tal pregunta, mientras que sus amigos lo miraban con sorpresa. Dixie pensó, -¿Cómo pudo preguntarle eso?-, mientras que Cricket pensaba, -Porque siempre tu canica-.

Pero Vitriol cortó el silencio con una risa. -Jajaja, Vaya muchacho, tú si que me agradas-, dijo, su mirada llena de diversión. -Pero te seré sincero con algo, ¡Ven, sígueme!-.

Y con eso, Vitriol salió de la cabaña, seguido por Dixie y los cazadores de zombies.

El sol se había ocultado detrás de las montañas, dejando un cielo anaranjado y rosa en el horizonte. Vitriol, Dixie y sus amigos estaban parados en el exterior de la cabaña, rodeados de árboles altos y silenciosos. La brisa era fresca y llevaba el aroma de la naturaleza.

Vitriol se acercó a su moto, una hermosa máquina negra con detalles de cromo que brillaban en la luz del atardecer. -Ella es Gertrudis-, dijo, acariciando el tanque de gasolina. -Ha estado conmigo siempre, incluso ese día-.

Dixie miró a Vitriol con curiosidad. -Te refieres al día en que... bueno, tú sabes-, dijo, su voz baja y seria.

Vitriol solo asintió con una sonrisa, recordando el pasado. -Verás, todo iba bien ese día-, comenzó a decir. -Pero yo era muy imprudente en aquel entonces-.

La mente de Vitriol se transportó de vuelta a ese día tormentoso, como si el tiempo se hubiera detenido. La lluvia caía del cielo como una cortina de agua, creando un velo de humedad que envolvía todo a su paso. Las carreteras de Villa Huesos, usualmente tranquilas y serenas, se habían convertido en un camino resbaladizo y peligroso.

Vitriol iba confiado en su moto, Gertrudis, su fiel compañera de aventuras. Pero de repente, un relámpago cayó del cielo, iluminando el camino y haciendo que perdiera el control de la moto. La velocidad y la fuerza del impacto lo lanzaron fuera de la moto, y todo se volvió negro.

Cuando Vitriol despertó, se encontró en un lugar que no reconocía. Estaba tendido en el suelo, rodeado de lápidas y cruces. El cementerio de Villa Huesos se extendía a su alrededor, con sus sombras y silencio. -¿Hora que habrá pasado?-, se preguntó, mirando a su alrededor con confusión.

La memoria de Vitriol se detuvo en ese momento, y regresó al presente. Dixie lo miraba con compasión, sabiendo que ese día había sido un punto de inflexión en la vida de Vitriol.