Sombras del Pasado

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La paz se había instalado en el Reino de los Elementos y en el Reino Oculto, aunque la tranquilidad parecía frágil, como si un susurro del pasado pudiera romperla en cualquier momento. Las cicatrices de las batallas anteriores aún estaban frescas, y la unidad que habían logrado los hermanos Macarrulla y sus cuñados parecía más un equilibrio delicado que una verdadera armonía.

Samuel y Sara, junto con Tomas, Jhosan, y María L., se reunían regularmente para discutir la seguridad y el bienestar de ambos reinos. Sin embargo, en una de esas reuniones, mientras el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte y las sombras se alargaban, algo inquietante ocurrió.

Sara, que siempre había sido perceptiva, sintió una presencia extraña. "¿Sienten eso?", preguntó, su voz apenas un susurro.

"¿Qué cosa?", respondió Tomas, mirando a su alrededor.

"Hay algo... o alguien", dijo Sara, cerrando los ojos y concentrándose. "Algo del pasado, algo que no hemos enfrentado del todo."

De repente, un viento frío atravesó la sala, y una figura encapuchada apareció en la entrada. Sus ojos brillaban con un resplandor oscuro y su voz resonaba como un eco del pasado.

"Han olvidado quiénes eran sus verdaderos enemigos", dijo la figura. "Los secretos enterrados siempre encuentran su camino de regreso."

Samuel dio un paso adelante, su mano descansando sobre la empuñadura de su espada. "¿Quién eres?", demandó.

La figura se rió suavemente. "No es importante quién soy, sino lo que represento. Los errores del pasado nunca se olvidan, y las sombras siempre encuentran la luz."

María L., siempre astuta, intentó leer las intenciones de la figura. "¿Qué es lo que quieres?", preguntó.

"Quiero lo que siempre he querido: el caos", respondió la figura antes de desvanecerse en una nube de humo negro, dejando tras de sí un pergamino antiguo.

Jhosan recogió el pergamino con cautela. "Esto es una advertencia", dijo, desenrollándolo. "Habla de una profecía, de enemigos que pensamos derrotados, y de secretos que aún no hemos descubierto."

"Debemos prepararnos", dijo Samuel con determinación. "Las sombras del pasado han regresado, y esta vez, debemos enfrentarlas de frente."

Con esa resolución, los hermanos y sus cuñados se embarcaron en una búsqueda para desentrañar los misterios del pergamino. Mientras lo hacían, cada uno comenzó a enfrentarse a sus propios demonios internos, revelando que las verdaderas amenazas no siempre vienen del exterior, sino de dentro de nosotros mismos.

La noche cayó, y con ella, el aire se llenó de una sensación de incertidumbre. La paz que habían logrado estaba en peligro, y el verdadero desafío apenas comenzaba.

Al amanecer, los hermanos y sus cuñados se reunieron nuevamente. Esta vez, no en la sala de reuniones habitual, sino en una cueva oculta que Samuel había descubierto años atrás. Era un lugar que usaban solo en situaciones de extrema necesidad, un refugio lejos de ojos curiosos y posibles traidores.

"Debemos descifrar este pergamino antes de que sea demasiado tarde", dijo Samuel mientras extendía el antiguo documento sobre una mesa de piedra. "Cada símbolo, cada palabra, podría ser crucial."

Sara, con su habilidad innata para los lenguajes antiguos, comenzó a estudiar los símbolos. "Aquí hay algo sobre una 'llave de sombras' y una 'puerta olvidada'."

"Eso no suena nada bien," murmuró Tomas, frunciendo el ceño.

María L. observaba en silencio, sus pensamientos volviendo a un incidente de su pasado, un secreto que había guardado celosamente. "Hay algo que no les he contado," dijo finalmente, rompiendo el silencio.

Reinos ocultos el renacer de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora