Acto 2. El abismo

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Hyukjae no sabía porque razón sobrevivió a la caída en el abismo. Solamente sabía que se había roto unos cuantos huesos al atravesar verticalmente aquel bosque de árboles esqueléticos. 

De alguna forma había tenido suerte. En cambio, otras personas que cayeron después de él murieron en el impacto. Las pocas que sobrevivieron no lo hicieron a los demonios hambrientos, que abrieron sus pechos en busca del corazón. Herido cómo estaba, Hyukjae poco pudo hacer para ayudarlos. Un destello rojo se iluminó en lo alto de las nubes densas, y esa distracción le valió para huir y esconderse en una cueva que había encontrado bajo un árbol.

 Esperar su fin allí parecía lo más sensato. ¿Qué esperanza podía tener? 

—Hueles a humano. 

La voz infantil lo sacudió del susto. Hyukjae sintió su lengua enredada y su corazón a punto de estallar por el sobresalto y el terror. 

Al fondo de la cueva veía a un niño sentado abrazando sus piernas con una expresión relajada en su rostro. A simple vista se veía inofensivo, pero el destello rojizo en su mirada le hizo comprender que era un demonio más del abismo. 

Hyukjae aguardó su propia muerte, el final de su camino, pero éste sorprendentemente no llegó. 

—Aunque también hueles a veneno, a ése que nace del corazón. Pero el tuyo se siente muy fresco, como si la traición hubiese ocurrido hace instantes. No te preocupes, ni yo ni ningún otro querrá probarte. Por más fresco que se sienta tu veneno, eso no quita el sabor a cenizas

El surgimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora