Acto 5. Réquiem

25 11 5
                                    

Varios años habían pasado desde la muerte de Hyukjae, tantos que Donghae decidió dejar de contar. La culpa casi lo había consumido por completo, pero finalmente comprendió que la vida continuaba y la lucha por la humanidad debía proseguir. 

Ocurrieron muchos surgimientos luego de la muerte de Hyukjae, pero en algún punto éstos fueron cediendo hasta que finalmente dejaron de ocurrir. Inexplicablemente una era de paz nació. Pero fue en la calma de esta nueva era que Donghae se sintió más devastado que nunca, porque Hyukjae no estaba ahí para disfrutar de la victoria con él. 

Dicen que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Donghae lo supo muchos años después. Cuando se retiró del servicio, comenzaron los rumores. Como nunca pudo superar la muerte de Hyukjae, las mujeres que lo pretendían comenzaron a susurrar. Él se casó únicamente para mantener la fachada, pero también deseando por fin olvidar. Sin embargo, con una hermosa esposa a su lado, no encontró en ella el amor ni el cariño. Tal vez éste era su castigo por dejar morir a quien dio la vida por él. 

Donghae no sabía por qué de pronto había recordado a Hyukjae. Quizá internarse en el bosque le hizo recordar cuando ellos caminaban juntos hacia el inicio de una nueva misión. Pero había algo más en el aire que le recordaba a su difunto compañero. 

Una nota del aroma de Hyukjae se distinguía entre los árboles y no sabía por qué. Corrió con todas sus fuerzas cuando divisó un destello rojo emerger del suelo. Una explosión brutal y ensordecedora lo lanzó a varios metros de distancia, entonces un portal enorme como nunca había visto se tragó medio bosque y los demonioscomenzaron a ascender. 

El cielo se puso rojizo, el aire se tornó caliente, así como la tierra a sus pies. Donghae se levantóaturdido del suelo observando una horda impresionante de demonios invadiendo la faz de la tierra. 

Éste parecía el verdadero fin. 

Entre el caos desatado y los gritos de sufrimiento, un demonio se lanzó hacia él tirándolo al suelo. Al instante, unos dedos largos se cerraron en su garganta comprimiendo poderosamente.Donghae pataleó desesperado por algo de aire. Escuchó unos pasos acercarse hasta situarse dos pies al lado de su cabeza. Un niño de ojos rojos se acuclilló en el suelo mirando al demonio que lo estaba asfixiando. 

—Abre su pecho. Devora su corazón. ¿No es eso lo que querías de él? Toma lo que él te negó, Hyukjae. 

¿Hyukjae? 

Donghae se sintió desfallecer cuando prestó mayor a atención al rostro del demonio que lo estaba asfixiando. El color de ojos era distinto, pero los demás rasgos eran de Hyukjae. 

¿Hyukjae estaba vivo? No, pero tampoco estaba muerto. Hyukjae era un demonio lleno de odio que estaba intentando matarlo. O quizá, estaba exigiendo de regreso su vida, aquella que Donghae se rehusó a salvar. 

Y estaba bien con eso, Donghae lo podía entender. Con suavidad, acarició el rostro de Hyukjae para transmitirle su conformidad en esto. Por esa razón, no ofreció más resistencia. Su voluntad era darle paz a Hyukjae. Sin embargo, cuando estaba a punto de perder el conocimiento por la falta de oxígeno, Hyukjae lo soltó. 

Donghae jadeó bocanadas de aire, tratando de recuperar el aliento para poder hablar. Aun en ese estado debilitado, sujetó a Hyukjae del brazo con fuerza y, ante su mirada confundida, Donghae tomósu mano libre con la suya y entrelazó sus dedos después. 

Por un momento, le pareció ver un destello de lágrimas en los ojos rojizos de Hyukjae. Al instante siguiente, su ira regresó como una llamarada. Con un movimiento brusco Hyukjae rompió el contacto de sus manos. 

—¡Este surgimiento fue un error! ¡Debemos irnos! —gritó con todas sus fuerzas. 

Y tan repentinamente como surgieron, Hyukjae llamó a los demonios de regreso al abismo. 

El surgimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora