C A P I T U L O T R E S

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• T A E K J O O •


—Aah— jadeó la joven debajo de mí. Era una rubia muy atractiva, cuyo cuerpo, aunque no exuberante, me parecía perfecto. Sudorosa y jadeante debido a los movimientos intensos que ejercía sobre ella, susurró con voz entrecortada—: Más.

Accedí a su petición y profundicé mi miembro en su interior, sujetándola por debajo de las piernas para estamparla contra la cama. Su expresión era hermosa.

—Hmm— jadeé, tan sudoroso como ella, pero con energía suficiente para continuar el resto de la noche. Sin embargo, al percibir que estaba a punto de alcanzar su tercer orgasmo, me detuve tras llegar al mío. Exhausta, se quedó dormida. Me dirigí al baño para una ducha y luego busqué ropa cómoda para leer un poco, como es mi costumbre.

El regreso a la universidad estaba próximo, y me reconfortaba saber que estaba a punto de finalizar. Pronto dejaría atrás a esa pandilla de ineptos que tengo por compañeros, quienes resultan ser sumamente molestos e inútiles en todos los sentidos posibles.

Dirigí mi mirada hacia la mujer. No sabía su nombre, ni su procedencia, ni algún otro detalle relevante. Simplemente la conocí en un lugar inesperado: una biblioteca.

Había pasado varias horas allí repasando antes de enfrentar nuevamente a los profesores, cuando apareció esta chica, ahora en mi cama. ¿Quién soy yo para rechazar una noche con una hermosa dama? Además, ella sugirió hacerlo en la biblioteca, lo cual me pareció una idea excitante, aunque me negué por mis principios y valores. Así, terminamos aquí.

Fue una buena noche, aunque no la mejor.

—Uhm— la vi moverse. Ya había cubierto su cuerpo con una sábana. A veces soy demasiado brusco en el sexo y me excedo. Abrió los ojos, de un azul expectante, y sonrió mientras trataba de levantarse para buscar su ropa, que yacía en el sillón de la esquina donde la había dejado antes—. Fue una buena noche, ¿no?— preguntó con seguridad. Sabía que así había sido.

Asentí sin hablar, ya que suelo ser de pocas palabras.

—Ya me iré— dijo mientras se ponía lentamente las bragas.

—¿No quieres darte una ducha antes?— Ella negó. No dije más y volví la vista al libro.

—Toma— dijo, entregándome su número y sonriendo descaradamente—. Llámame si quieres repetir. Estaré contenta de que así sea.

Depositó un beso rápido en mis labios antes de que saliera, no sin antes dedicarme una mirada de arriba abajo con coquetería.

Negué.

No era la primera vez que una mujer venía aquí. Aclaro que no soy un mujeriego; solo aprovecho las oportunidades cuando se presentan.

Miré a través de la ventana. La noche en Moscú nunca deja de impresionarme, a pesar de llevar varios años viviendo aquí. No sé en qué estaba pensando cuando Leewon me propuso venir a estudiar a esta ciudad y acepté. Seguramente fue un momento de estupidez. Leewon es el único, además de mi madre, capaz de convencerme de hacer cualquier tontería. Aunque ella, claro, pide cosas más normales y estrictas.

Aún recuerdo lo mucho que mi madre insistió en que no viniera aquí. Sin embargo, ya había tomado mi decisión, y su molestia fue evidente, especialmente porque no había nadie que ella considerara un adulto responsable. Ni siquiera cuando le dije que Leewon estaría aquí, pareció ceder. Después de la muerte de mi hermano y mi padre, soy lo único que le queda, y ella es lo único que me recuerda que tengo una familia.

Cerré el libro; era momento de ir a dormir.

Mañana tengo que madrugar debido al trabajo. Aunque tengo suficiente dinero acumulado a lo largo de estos años, sumado a lo que mi madre envía —a pesar de mis insistencias para que no lo haga—, no es suficiente. Especialmente no lo es mientras continúe estudiando en esa universidad infernal.

TWISTED FRIENDSHIP || CAESAR X ZHENYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora