CAPÍTULO 14 FINAL y EPÍLOGO

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BEATRIZ MENDOZA
CAPÍTULO 14
FINAL y EPÍLOGO

Había pasado un tiempo después de los trágicos momentos vividos en Ecomoda.  La familia Calderón Valencia ya había vuelto definitivamente a vivir a Bogotá con su hija Susy, se volvieron a instalar en la vieja mansión Mendoza, la que les había legado don Roberto. Ese fin de semana sería especial, ya que, si bien Marcela organizaba esas reuniones todos los fines de semana, casi nunca podían ir todos, siempre alguna u otra familia faltaba por diferentes compromisos o por estar fuera de la ciudad o en otro país.

Su principal alegría era que ese fin de semana estarían su hermano y su cuñada Mariana, ellos se habían mudado a Miami. Después de tanta tragedia, Daniel necesitaba irse lejos para sanar sus heridas. Marcela y Mariana se hicieron buenas amigas, cuando Daniel le contó que estaba iniciando una relación con Mariana, le costó aceptar que su hermano se hubiera enamorado de alguien que no era de su círculo social, pero, debido a la oportuna intervención de su hermana María Beatriz y a la maternidad, que la había ablandado, ella ya no pensaba lo mismo.

Los Pinzón también iban a estar presentes, ya que dieron por finalizada su larga luna de miel por Sudamérica. Ese viaje que empezó para huir de los Doinnel terminó siendo una aventura por varios países que los unió mucho más como pareja. Don Hermes se sentía joven todavía, por lo que aceptó un puesto en Ecomoda, para estar cerca de su hija.

También iban a estar los más difíciles de tener presentes, porque la loca transformers de su hermana, volvía por unos días de Sídney. Y su amiga Camila, que venía con su familia desde Suiza.

Su clasismo, prácticamente había desaparecido, por lo que también estaban invitadas todas las del cuartel de las feas. Efraín también estaba invitado, porque Sofía se había reconciliado con el cheque. Él ya se había retirado de interpol, casi invicto, ya que no logró resolver el caso de Pierre Doinnel, pero su vida, por fin se había normalizado, por suerte, su esposa y sus hijos comprendieron su situación y lo perdonaron. Por unos meses disfrutó de su retiro, pero aún era joven, así que, apenas se lo ofrecieron decidió aceptar el puesto de jefe de seguridad en Ecomoda, ya que los problemas por espionaje industrial y otros delitos cibernéticos estaban a la orden del día.

De San José, llegarían los Mora Patiño con su hijito Eugenio. La textil San José se había convertido en una importante sucursal de Ecomoda. Las ventas era muy buenas, y la administración de los jóvenes ejecutivos, era excelente. El pueblo había recuperado la tranquilidad de antaño.

También vendrían sus mejores amigos, Armando Mendoza, presidente de Ecomoda y su esposa la vicepresidente financiero, Beatriz Pinzón Solano de Mendoza, con sus hijos, Esperanza y Armandito.

Luego de los dolorosos sucesos, Betty comenzó un difícil proceso judicial para recuperar su identidad. Fue difícil pero lo logró, también cumplió en parte el último deseo de don Roberto, la fortuna que heredó se las devolvió a sus hijos. No quiso la tercera parte, ella estaba segura de ser capaz de lograr con su trabajo todo lo que se propusiera.

Marcela: —Amigos, estoy muy feliz de que hoy estén todos ustedes aquí. En este largo camino, perdimos demasiado. Hemos perdido seres queridos que jamás vamos a recuperar, pero su amor estará con nosotros por siempre. Pido un brindis por ellos, que siempre estarán en nuestros corazones, ¡Salud!
Daniel: —Salud por Julio Valencia.
M. Beatriz: —Salud por Susana.
Sandra: —Salud por don Patiño.
Nicolás: —Por Nicola.
Sofía: —Por Jenny.
Camila: —Por Margarita
Armando: —Por Roberto.
Betty: —Por San José.
Se convirtió en un brindis muy emotivo, donde todos los seres queridos estuvieron presentes y lo estarían por toda la eternidad en sus corazones.

Luego de este momento tan emotivo. Mario golpea su copa para hacer un anuncio.
Mario: —Amigos, aprovechando que estamos todos aquí, quiero que mi mejor amigo y mi querido presidente, que no pierde el tiempo, nos dé una feliz noticia
Armando: —Gracias Mario. Les queremos dar una noticia con Betty que nos ha alegrado mucho más nuestra hermosa vida. Luego de muchos años de ser muy felices con nuestra gatita, decidimos agrandar la familia, nos tardamos un buen tiempo, pero bueno, ahora parece que quieren venir todos juntos.
Betty: —Así es. Estoy embarazada nuevamente, será una niña y se llamará Jenny Mendoza, en honor a ella, porque si no fuera por Jenny. —Cayéndole una lágrima. —Ni Armandito, ni yo, estaríamos aquí.
El primero que se acerca a felicitarlos muy emocionado es Efraín.
Efraín: —Muchas gracias doctores, Jenny desde donde esté, estoy seguro de que va a estar muy feliz.
Betty: —No me va a alcanzar la vida para agradecerle lo que hizo por nosotros.
Armando: —Ni a mí tampoco. Gracias a ella conservo lo más valioso que tengo en la vida, mi familia.
Efraín: —Cuídela mucho.
Luego el resto de los invitados se acercaron a saludarlos.

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