CAPÍTULO 4 EL CASAMIENTO DE BETTY Y ARMANDO

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BEATRIZ MENDOZA

CAPÍTULO 4


Casamiento de Betty y Armando

1994


Era el día más feliz de su existencia, se estaba por casar con el amor de su vida.

Camila vino especialmente de Suiza para ayudar a Catalina Ángel con la organización del evento, aunque a Betty le hubiera gustado algo más íntimo, comprendió que esa era su entrada a la alta sociedad Bogotana, por lo que el evento fue por todo lo alto, desde la Catedral Primada, hasta una fiesta en el club para 2000 personas.

Lo bueno de que hubiera tantos invitados era que la mayoría estaban ligados al rubro textil, lo que le daba la excusa perfecta para poder invitar a sus padres. A nadie le sorprendería, ya que don Hermes, era la cara visible de la textil San José.

Su fama de hombre intachable era la fachada que en ese momento necesitaban los Doinnel para sus negocios sucios.

Ese día a la mañana, se celebró el matrimonio. Los novios estaban radiantes, él llevaba un traje negro y ella un vestido blanco, simple, pero elegante, era recto, de mangas largas, con escote corazón y largo hasta tres cuartos de piernas, tenía un elegante tajo en la pierna izquierda.

 Los novios estaban radiantes, él llevaba un traje negro y ella un vestido blanco, simple, pero elegante, era recto, de mangas largas, con escote corazón y largo hasta tres cuartos de piernas, tenía un elegante tajo en la pierna izquierda

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Sólo los amigos más íntimos estuvieron invitados. La gran ceremonia se daría a la tarde- noche con una gran cantidad de invitados, todas las familias importantes de la alta sociedad estarían presentes.


Días atrás, su Esperancita, había cumplido un añito de vida por lo que aprovecharían el evento para bautizarla.

El vestidito se lo confeccionó Sandra, era muy tradicional pero bonito. Era blanco, común con un torso simple y una faldita con vuelo, iba rematado con un moño a manera de cinturón.

Lo más estresante fue la designación de los participantes de la ceremonia; por ejemplo, la entregaría Nicolás en el altar, pero él, al mismo tiempo, también era el padrino de Esperancita

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Lo más estresante fue la designación de los participantes de la ceremonia; por ejemplo, la entregaría Nicolás en el altar, pero él, al mismo tiempo, también era el padrino de Esperancita. Era un problema de logística que Catalina Ángel había prometido arreglar. A Betty le hubiera gustado que la entregue don Roberto, pero entendió que su lugar era en el altar junto a Armando... Aunque, ¿para qué ser hipócrita? Su deseo más grande hubiera sido que la entregara su padre, lo que Betty no sabía, era que doña Julia y Nicolás tenían un plan.


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