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Quiero que sepas que todo lo que yo diga y haga en mi celo no es algo que yo haría. -Yoko alzó una sonrisa falsa. Cierto,Faye no la abrazaría de esa manera,Faye no la besaría con esa 'pasión',Faye no haría todo lo que la Faye en su celo si.

-Lo entiendo.

-Dije algo sobre los condones, ¿Verdad? Tuvimos intimidad sin preservativo.

-Preguntaste si no me sentía más cómoda sin ellos, pero está bien, creo que lo entiendes.
- Leves palmadas en su mejilla, y Yoko se puso su camisa, abrochándola hasta su cuello.
-Toda actividad sexual tiene que tener preservativo.

-Lo entiendo, y lamento tanto que dije eso, soy bruta, tú sabes que es algo que yo no querría, entiendo si quieres romper el contrato ya.

-Yoko frunció su ceño, miró a la mayor a los ojos, y la besó, con fuerza. Sus labios se movían fuerte y sus manos de aferraban a su nuca como siempre lo hacía. Esperó que la mayor aceptara su beso.

Y sentir unas manos en su cintura hicieron a su omega interior, y a ella, saltar de alegría, sonriendo en medio del beso. La misma fuerza con la que ella la estaba besando, sintiendo la necesidad de quedarse otra semana en esa habitación. La mayor sintió que la menor jaló un poco su cabello, generando una sensación de ardor y excitación en ella, sentimientos que le transmitió a la otra.

Su cadera se meneó en la otra, y una de sus manos fue a su mejilla para comenzar a acariciarla e indicarle que el beso estaba por terminar, separándose, la menor mordió levemente el labio de la castaña, haciéndola gruñir.

Faye seguía teniendo los ojos cerrados, y relamió sus labios, sonriendo levemente.
-Estoy involucrada sentimentalmente contigo,
¿Crees que quiero terminar el contrato ya? -Cejas que dejaron de ser fruncidas, Faye abrió sus ojos y entreabrió su boca, frustrando a la menor.

-¿Sabes qué? Olvídalo, no es nada. Unas manos en su nuca, y volvió a sentir esos labios frotarse con fuerza sobre los suyos, obligándola a seguir con el beso que acababan de terminar. Sus labios encontrándose, ellas aferrándose más a sus cuerpos, y Yoko juró que no quiso volver a abandonar la habitación. El sentir la lengua de la mayor rozar su labio inferior la hizo abrir su boca para recibirla, acariciarse.

La menor jamás había tenido un beso francés porque los consideraba asquerosos y llenos de saliva, pero el sentir la lengua de la menor rozar con delicadeza la suya, tembló. Tembló en los brazos de Faye, y ella misma volvió a buscar esas caricias.

Pero su oxígeno era más valioso. Se separó con cuidado de la mayor, sintiendo que antes de hacerlo, volvió a acariciar su lengua con la suya, separándose, respirando con dificultad. Los pulgares de Faye repartían caricias en su cintura, y Yoko se recargó en su pecho, escuchando su corazón latir tan rápido.

—Yo tampoco quiero romper el contrato, tú también me gustas.
—Faye la entendía, entendía su manera de expresarse, lo que le incomodaba, sus gestos. Sus manos se dirigieron a ese pecho, y tragó saliva pesadamente. Se sentía ridícula por caer tan fácil por la mayor, pero ahora sabía que todo era mutuo. Solo que tenía una duda.

Saber si Faye se había enamorado de la Yoko sumisa, dependiente y provocativa, o de su actitud natural. Se aferró a su pecho por más tiempo, escuchando el sonido de la fricción y del corazón de la mayor.

Se separó, sintiendo a de haberlo hecho el sentimiento de abandono, y volvió a abrochar su camisa, poniéndose un pequeño saco.

—¿Tienes que irte a pie o gustas que te lleve? —Una barbilla en su hombro, y un beso en su cuello.

Yoko alzó una sonrisa tímida cuando recordó a
Faye en su celo, se estaba comportando igual. Pensó que así era naturalmente la castaña.

-Quiero que te quedes aquí conmigo, otra semana.

-Otro beso que hizo a Yoko derretirse, sonriendo tímida.

-No tengo otro cambio de ropa.

-Podemos ir a nuestras casas a buscar otros cambios.-Faye de verdad quería quedarse ahí.

Ahora su barbilla fue a su cabeza, y después la besó, inhalando el olor de ella. —Me encantan las cerezas, ¿Por qué tapas ese olor?

Otros alfas podrían olerme y perder el control. -Faye  inhalando, sus manos en sus caderas, y luego la abrazó. Sus labios volvieron a su cuello, donde comenzó a tentar con sus dientes.

-¿Qué podríamos hacer?-Pequeñas mordidas, Yoko gimió cuando sintió una levemente más fuerte que las otras, pero no lo suficiente para marcarla. Tragó saliva ansiando tan esperara mordida, pero jamás llegó, haciéndola cerrar sus ojos en frustración. Y los cerró más fuerte cuando escuchó el timbre de un teléfono, y Faye contestó.

-¿Hola? Ahh... -Torció sus ojos cuando sintió el cuerpo de la otra despegarse del suyo, y los entrecerró, escuchando una reconocida voz en la línea.

Charlotte era increíblemente ruidosa al momento de hablar por teléfono, y tensó su mandíbula, recordando lo que eran ellas dos.

¿Eres Charlotte? Ahh, qué gusto volver a oírte.

Ojos traviesos verificando si Yoko seguía en la habitación, pero no. No vio ni sus maletas, ni su presencia, solo seguía el adorado olor a cerezas.

-¿Vernos hoy? ¿Ya? Que la menor se hubiera ido de la habitación le mostró que no estaba interesada en volver a pasar otra semana, así que hizo una mueca.

—Claro, ahí nos vemos. Y chasqueó su lengua, tomando su maleta y saliendo de la habitación, dejando el olor a cerezas atrás.

Little Bunny [FayeYoko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora