- límite -

9 2 0
                                    

- alexander - gimió adolorido - por favor, hoy no

Las manos del alfa lo giraron para que quedara con la cara hacia el colchón, junto las manos de Bastián detrás de su espalda amarrándolas con su corbata.

- me duele - el omega habló entre lágrimas

Estaba furioso, lo supo desde que lo vio entrar al departamento. La primera señal fue que lo había llamado omega y la segunda fueron sus feromonas. Las feromonas de alexander solo las ha podido percibir en dos ocasiones y en ambas era porque estaba tan enojado que no las controlaba.

Intento no hacerlo enojar más, pero fue inútil. Mientras estaba terminando de calentar la cena, pensando que no lo escuchaba, tarareó una canción. Esa minúscula acción fue suficiente para que lo tomara del cabello y lo llevara a arrastras a la habitación. Lo aventó a la cama, le quito la ropa a jalones mientras lo besaba en el pecho, lo mordía en los muslos y lo sujetaba con demasiada fuerza.

- mañana es mi cita médica - suplicó como último recurso

- ¡CÁLLATE! - le grito, hundiendo la cara del omega en el colchón con excesiva fuerza

Bastián sentía que se ahogaba, pataleó intentando que lo soltara, pero el alfa se negaba a aflojar el agarre. Lo sintió recargarse sobre su espalda, luego un intenso dolor proveniente de su hombro lo hizo tensarse, lo había mordido.

- ¿crees que no notaría el cambio de actitud? - aflojó su agarre, permitiendo que bastian girará la cabeza hacia un lado. El omega comenzó a toser e intentaba respirar al mismo tiempo – Estás tarareando canciones, sonríes a la nada, estás receptivo, lees esas estúpidas novelas suspirando - se enderezó para quitarse los pantalones - algo cambió

- no es así - dijo con dificultad, sintiendo rasposa su garganta

- claro que si - sin esfuerzo, levantó las caderas del omega - fue desde la fiesta

- alex, por favor - quiso hacerse hacia delante pero no pudo; el alfa hizo más presión en sus caderas

- ¿con quién te viste? - acomodo su miembro en la entrada del omega

- no por...porf..por favor - el pánico lo hizo balbucear

- ¿con quién carajo estuviste? - lo embistió con fuerza, adentrándose sin importarle la nula lubricación

El grito de Bastián sonó fuerte, lastimero y agonizante. Su cuerpo, ante el repentina intrusión, se puso rígido; sus piernas temblaban, el ardor le corto la respiración, el dolor lo hizo ver borroso y entre todas esas aplastantes sensación percibió un líquido escurrirse por sus piernas.

Comenzó a embestirlo rápido, seco y duro. Tenía sus manos en sus caderas para tener control. Bastián pidió entre gritos que se detuviera, rogó, suplico e imploro, pero el alfa no se detenía, seguía arremetiendo contra él, sacando su furia y frustración en cada embestida.

El dolor era tan intenso qué su cuerpo poco a poco comenzaba a ceder. No luchó contra ello, todo lo contrario, rogaba por no sentir. Antes de quedar en total inconsciencia, escucho a su esposo gritarle, pero no logro comprender las palabras cuando todo se volvió negro.

Sin saber cuánto tiempo había pasado, el omega comenzó a abrir sus ojos. Parpadeo con pesadez, su respiración se quedaba a medias. Intento respirar profundamente pero no pudo. Gimió adolorido, no había parte en su cuerpo que no le doliera, cada musculo, nervio, hasta piel ardía como si estuviese expuesto al fuego. Con todo el dolor y esfuerzo se puso de lado, vio por el ventanal la obscuridad de la ciudad y escucho la puerta del baño abrirse, provocando que se tensara.

- ¿con quién estuviste?

Su voz ya no tenía ese tono furioso, pero aun así lo hizo llorar. se encogió en su mismo lugar cuando sintió qué se sentó en la cama.

Entre ruinas y sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora