Las estatuas comenzaron a cobrar vida una a una, sus movimientos eran lentos y gráciles, como si despertaran de un largo sueño. Rinho observaba asombrado mientras las figuras de piedra se estiraban y bostezaban, sacudiendo el polvo de sus cuerpos.
La estatua de Peter sonrió y se dirigió a Rinho.
—Estas son mis amigas —dijo con orgullo. —Quieren conocerte.
Una estatua que representaba a una mujer con una expresión serena fue la primera en hablar.
—Soy Elda —dijo con una voz suave. —He estado aquí por más tiempo del que puedo recordar.
Luego, una estatua de un hombre robusto con una barba espesa se adelantó.
—Me llamo Boran —dijo con una voz profunda. —Fui un guardián del bosque hace mucho tiempo.
Las presentaciones continuaron, cada estatua revelando un poco de su historia a Rinho, quien escuchaba fascinado. Finalmente, Rinho no pudo contener más su curiosidad.
—¿Cómo pueden estar vivas? ¿Cómo puede existir todo este lugar? —preguntó, dirigiéndose a Peter.
Peter abrió la boca para responder, pero fue interrumpido por la estatua de un anciano con una larga túnica y una mirada sabia.
—Rinho es muy pequeño para entender tales cosas —dijo con suavidad. —No debemos sobrecargarlo.
Inmediatamente, las estatuas comenzaron a discutir entre sí.
—¡No importa la edad! —gritó Boran. —Queremos ser liberados de una vez por todas.
—¡Rinho no está listo! —respondió Elda con preocupación.
—¡Debemos prepararlo primero! —dijo otra estatua desde el fondo.
La discusión se intensificó, las voces se alzaban y el ambiente se volvía tenso. Peter, viendo la confusión y el miedo en los ojos de Rinho, tomó una decisión.
—¡Rápido, ven conmigo! —le dijo, agarrando la mano de Rinho y saliendo corriendo de la capilla.
Corrían por un sendero bordeado de flores, el corazón de Rinho latía con fuerza mientras Peter lo guiaba por el lugar. Finalmente, llegaron a un claro abierto donde Peter se detuvo para que Rinho pudiera recuperar el aliento.
—Lo siento por eso —dijo Peter. —Las estatuas pueden ser muy apasionadas.
Rinho miró a su muñeca y se dio cuenta de que su reloj estaba detenido.
—Mi reloj no se mueve —dijo confundido.
Peter sonrió con complicidad. —En este lugar, el tiempo es diferente. Aquí, el tiempo no sigue las mismas reglas que en tu mundo.
Mientras continuaban caminando, Peter le mostró a Rinho las criaturas mágicas del lugar. Primero, se toparon con un grupo de aves con plumas brillantes que parecían hechas de cristal. Sus cantos eran melodiosos y al volar dejaban un rastro de polvo luminoso en el aire.
—Son las Aves de Cristal —explicó Peter. —Sus cantos pueden curar el alma.
Más adelante, encontraron pequeños dragones voladores, del tamaño de colibríes, que exhalaban pequeñas llamas de colores. Sus escamas reflejaban la luz en un espectro de colores fascinante.
—Estos son los Dragones de Luz —dijo Peter. —Son guardianes de la magia del bosque.
Rinho también vio mariposas que destellaban como estrellas, cada una de sus alas brillaban con una luz propia. Al mirar más de cerca, notó que sus alas estaban adornadas con patrones que parecían constelaciones.
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CANASTILLOS DE PLATA ୨୧
Fantasia¿Y si la curiosidad nunca mató al gato sino que lo llevó a un mundo mágico? Un pequeño niño escapa, pero en vez de una madrastra malvada escapa de una abuela malvada y de la mente cerrada de los demás. Lee Rinho, un niño que ha sufrido una gran pér...