CANASTILLOS DE PLATA ୨୧

୨⁷୧|Los Toska|

Mientras seguía a Águila por el bosque oscuro, mi mente estaba llena de preguntas y dudas. Cada paso que daba me acercaba más a lo desconocido, a un pasado que no podía recordar pero que sentía profundamente en mi ser. La oscuridad era casi palpable, y el aire estaba cargado de una energía extraña y densa que me hacía sentir tanto miedo como emoción.

Águila caminaba con seguridad, como si conociera cada centímetro del bosque, mientras yo trataba de no tropezar con las raíces y piedras que cubrían el suelo. De repente, se detuvo y se giró hacia mí, su expresión grave.

—¿Qué pasó contigo? —me preguntó Halcón para después seguir caminando.

—¿Cómo así?

—No te volvimos a ver, no supimos mas nada de ti ni de tu abuela —añadió.

—Una noche tuvimos una gran pelea, ella descubrió algo… Creo que fue que me escapaba por las tardes. No aguante más y me fui —le expliqué mientras alejaba a las moscas con mi mano —Comencé a dormir en la escuela y una familia me acogió y se hicieron cargo de mi. Ahora vivo con Alex, es el hijo mayor de la familia que me acogió de pequeño.

—Ya veo. ¿Y tu abuela? —indagó.

—No he vuelto a hablar con ella. Los padres de Alex hablaron con ella cuando comencé a vivir con ellos, como yo estaba a su cargo para entrar a la escuela necesitaba su firma y datos, los padres de Alex se los pidieron y obviamente mi abuela se negó —conté recordando toda esa situación —Mi abuela dijo que los iba a reportar con la policia por “secuestrar” a un menor y ellos le dijeron que también harían lo mismo pero por maltratarme asi que no tuvo más remedio que dejarme la vida en paz. ¿Y a ustedes? ¿Cómo les ha ido?

—Nos ha ido más o menos —dijo él encogiéndose de hombros —El abuelo de Lobo desapareció justo la noche que tu escapaste de tu abuela según nos dijeron. El bosque se ha vuelto muy peligroso últimamente y eso afecta a los que vivimos a sus alrededores.

—¿De verdad desapareció? —le pregunté anonadado deteniendo mis pasos —Yo creo que…

—¿Qué crees?

—Olvídalo, no puedo recordar nada. ¿Cómo saben sobre los peligros del bosque? Me habías dicho que me dejaron sólo y no quisieron saber más sobre eso pero ahora estas aquí conmigo después de años haciéndome regresar —indagué.

—No pudimos escapar de todo esto —respondió Águila —Al principio no nos preocupamos pero luego algunos desaparecieron sin dejar rastro, nuestros hogares ardían en llamas de un momento a otro, escuchábamos voces y gritos… Cucaracha fue convertido en piedra.

—¡¿Qué?! ¿Y cómo fue eso posible? –voy a morir de los nervios.

—Las flores comenzaron a pedirnos ayuda, aparecieron los Toska, o así creemos que se llaman. Según las flores y unos escritos que desciframos a medias, los Toska son como unos guardianes pero no del bosque en su totalidad —contó Águila sin detenerse —La verdad es que a ellos solo les gusta molestar y a todo el que entra al bosque le hacen unas “pruebas” que son una excusa para ellos jugar contigo y si fallas matarte.

—¿Los Toska convirtieron en piedra a Cucaracha? —pregunté pero Águila negó con la cabeza.

—No sabemos a ciencia cierta quien o qué fue, no estábamos con él cuando sucedió.

—¿Y las flores no les dicen nada?

—Las flores no responden solo te dicen lo que quieren —aclaró Águila —Estamos cerca, Halcón. Prepárate para lo que viene —me dijo con voz baja.

Antes de que pudiera responder, un estruendo sacudió el bosque. El suelo tembló bajo mis pies y el aire se llenó de un rugido ensordecedor. Miré a mi alrededor, tratando de encontrar la fuente del ruido, pero todo estaba envuelto en sombras.