Capítulo 10

241 26 0
                                    

Al día siguiente Elisa estaba dubitativa, sobre ir al horario del almuerzo de Brenda o al finalizar su turno de trabajo. Una semana atrás luego de su trabajo había sido la mejor experiencia de toda su vida, pero no quería que Brenda volviera a pasar hambre por su culpa. Pero por otra parte quería pasar tanto tiempo con ella como le fuera posible.

Tampoco sabía si al ir cuando su trabajo finalizara Brenda querría pasar tiempo con ella. Tenía tantas posibilidades pasando por su mente, pero finalmente decidió ir cerca de las cinco de la tarde. Esperando que hubiera almorzado sin ella. Dándole lugar a que la invite a pasar tiempo con ella al terminar su turno. Estaba arriesgando un lapso de tiempo asegurado a cambio de algo mejor que no sabría si ocurriría. Pero sintió la necesidad de hacerlo. Aproximadamente media hora antes de que el local cerrara, Elisa entró por la puerta. Brenda sonrió al verla y desvió la mirada hasta que la chica estuvo casi frente a ella

-¿Y bien? -preguntó divertida- ¿Admitirás que un hombre con bigote cuenta como un animal? -Elisa sonrió hasta marcar sus hoyuelos.

-Jamás -respondió sonriente.

Intercambiaron un par de comentarios banales y realizaron la compra del CD. Al menos Brenda no se veía hambrienta, aunque sí algo más cansada de lo normal. Elisa tomó la bolsa de la compra y la apretó con fuerza, tal vez en verdad no pasaría lo que ella esperaba. Apenas si podía soportarlo.

-Bien, nos vemos -dijo volteandose hacia la puerta evitando verla a los ojos.

-Espera -dijo apresurada y el corazón de la menor pareció detenerse en ese momento- Hmm ¿Tienes... Algo que hacer? -dijo rascando su nuca- Quiero decir, mi trabajo termina en unos veinte minutos. Podríamos ir a tomar algo. Si es que tú quieres, claro

Elisa creyó que estallaría de alegría en ese mismo momento. Apenas si sabía cómo contenerse. Se volteó y la miró con sus ojos llenos de un brillo especial.

-Me encantaría

Ambas se dedicaron sonrisas cargadas de felicidad. Mirándose fijamente como idiotas. Donovan rodó los ojos con una mueca de molestia y se dirigió a otra parte. Adrian río un poco al observar toda la escena.

Brenda hizo pasar a Elisa a la pequeña habitación detrás del mostrador y le dijo que esperara en aquel lugar sentada unos minutos más hasta que su turno finalizara. Ella obedeció. Era bastante incómodo, a decir verdad, estar allí sola esperando. Cada algunos minutos veía como ingresaba alguno de ellos tres a envolver algún recado. El pelinegro la observaba de pies a cabeza con desprecio, lo cual era bastante intimidante, el pelinegro más alto le dedicaba algunas simpáticas sonrisas, y Brenda, bueno, ella intercambiaba algún comentario divertido cada vez que se encontraban.

Una vez transcurridos esos interminables minutos, los tres adolescentes entraron en el cuarto.

-Me cambiaré primero, llevo prisa. -dijo Donovan.

Uno a la vez fueron ingresando al baño para despojarse de su uniforme de trabajo y colocarse ropa común y abrigada debido al clima congelado de las calles.

-¿Nos vamos? -preguntó simpática.

-Si

Elisa estaba muy nerviosa. Estaba una vez más a solas, sólo la perfección en persona y ella.

Caminaban a la par. Elisa siguiendo los pasos de Brenda lo mejor que podía. Se extrañó bastante cuando se percató de que se dirigían a la salida del centro comercial. Efectivamente salieron de este. Decidió no hacer preguntas y se limitó a seguirla. Caminaron fuera del estacionamiento y por la acera frente a la plaza que allí se encontraba. De pronto Brenda detuvo su marcha, la menor la imitó.

La chica de los cd's º BrenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora