Capítulo 6

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Aquel viernes siguiente Carmen y Diana se encontraban platicando entre ellas.

-No hay cambios en su diálogo, pero se ve con más energía

-Creo que aquella chica que te mencioné aquella vez, Brenda, es como una especie de amiga. No lo sé

-¿Ella no te ha dicho nada sobre ella?

-No, -negó con la cabeza algo triste- absolutamente nada. ¿Debería preguntarle?

-No, deja que ella se encargue. Al parecer le hace bien -Carmen asintió.

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Ese sábado, volvieron a ir por la mañana al centro comercial, como era costumbre. Elisa entró, pero no hizo más que poner un pie dentro del local de música que Donovan la saludó.

-Bienvenida a MusicWorld ¿Puedo ayudarte en algo?

Él estaba cerca de la entrada y se encontraba libre, mientras que Brenda se encontraba vendiendo unas púas más en el fondo. Donovan estaba algo celoso de Elisa, cosa que era bastante estúpida, ya que Elisa era una chica, pero si podía impedir que hablaran no estaría mal, pensó.

Ella se puso muy nerviosa. Tenía la idea fija de que fuera Brenda quien la atendiera, como todas las semanas. No contaba con la posibilidad de que alguien más lo hiciera. Ella iba a esforzarse en hablar más, pero no con todos, no ahora. Ni siquiera había tenido tiempo de tomar un CD cualquiera entre sus manos. Pero agradecía en parte por ello. Si él era quien se encargaba de la compra ni siquiera tendría excusa ni oportunidad de hablar con Brenda. No podía permitir eso. La veía una vez a la semana y sólo unos momentos. Era demasiada la espera para desperdiciar la oportunidad de esta forma ¿Qué debía hacer?

-Eli

Escuchó esa voz que hacía que todos sus problemas se disiparan y sintió como si un peso de toneladas de kilos se cayera de sus hombros. Estaba a salvo. Tanto ella como él chico voltearon su cabeza fijando la mirada en Brenda que se había acercado a ellos. Había terminado de atender al cliente con quién estaba ocupada.

-No te preocupes, Brenda. Yo me encargaré de atenderla -dijo él con una gran sonrisa boba hacia Brenda. Si, estaba más que claro que le gustaba.

-No, -dijo en seco haciendo que el muchacho dejara de sonreír- verás -cambió su tono de voz a uno más suave al notar que había sonado algo fría antes- Eli es mi cliente favorita, y yo soy su vendedora favorita, -le guiñó un ojo con una sonrisa de lado- es algo mutuo, por eso seré yo quien la atienda siempre que venga. Si estoy ocupada, esperará a que esté libre
¿Entendido? -finalizó en tono algo descarado.

-Como quieras -escupió molesto y se dirigió a otra parte del local rápidamente para desaparecer de su vista.

-Ya se le pasará, -dijo sonriente a Elisa quien la miraba sorprendida- ¿Estás bien?

Elisa sentía ganas de sólo asentir. Eso era simple. Pero habían acordado que dejaría de hacerlo.

-Si -dijo con la mirada gacha.

-Bien. ¿Qué va a necesitar mi cliente favorita el día de hoy?

Elisa sintió un escalofrío en su columna. Cada cosa buena que Brenda decía sobre ella le ponía el corazón a mil por hora. Volteó a penas su rostro y tomó cualquier CD, entregándoselo. Brenda la miró con el ceño fruncido y tratando inútilmente de ocultar una sonrisa. Brenda mordió su labio inferior, eso la hizo ver condenadamente sexy. Elisa tragó saliva.

-¿Sabes? Es una pena que no podamos tener más tiempo juntas el día de hoy. Pasar mi tiempo para almorzar contigo fue mucho más entretenido que pasarlo sola. Y no puedo usar mi descanso en este momento. Si almuerzo a las once de la mañana moriré de hambre el resto de la tarde -hizo una mueca graciosa. La combinación de oír esas palabras y ver la mueca divertida de Brenda hizo que Elisa sonriera- Sonreíste -dijo sorprendida, interrumpiéndose a sí misma mientras hablaba. Elisa borró la sonrisa de su rostro como acto reflejo y la miró fijamente- sonreíste -volvió a repetir, pero esta vez con una gran sonrisa en el rostro- no puedo creerlo. Sonreír definitivamente es algo que también deberías hacer más a menudo

-Brenda -se oyó la voz de Adrian cerca de ellas- lamento interrumpirte, pero hay demasiado por hacer

-Claro, lo siento -se disculpó. Brenda volteó hacia Elisa con una sonrisa pícara en los labios.

-¿Éste? -dijo refiriéndose al CD.

-Si -respondió tan rápido como le fue posible, mirando hacia el piso.

-Bien, sígueme

Elisa no era la mejor disimulando. Brenda había podido notar como tomaba los CD's al azar. Supuso que sólo eran excusas para concurrir a la tienda. Cruzó por su cabeza la idea de decirle al respecto. Que había notado lo que hacía y que podía visitarla sin la necesidad de comprar nada. Pero Elisa era una caja de Pandora, no estaba segura de poder predecir las actitudes de la chica. Así que aunque actuara con suma confianza, también era precavida con respecto a ella. Decidió que no le diría nada. Podía decirse lo mismo acerca de su enfermedad. Brenda había notado que lo que Elisa tenía no era simple timidez.

Pero ella actuaba como si no lo supiera, y la trataba todo el tiempo simplemente como alguien tímida. Tenía la idea firme de que tratarla como a una persona ciento por ciento común y corriente la ayudaría más que tratarla de manera especial y hacerla sentir diferente, rara, excluida. Brenda en verdad quería ayudar a Elisa.

Luego de toda la misma rutina de siempre. Llegar a la caja registradora, dar el dinero, tomar el dinero, envolver la caja en el cuarto de empaquetamiento, entregar la caja y despedirse.

Sólo para volver a esperar una semana completa. Se estaba convirtiendo en un ciclo de vida para Elisa. Lo único que realmente la motivaba.

Pero esta semana sería diferente. Daría un gran paso.

Reunió el suficiente valor a lo largo de los últimos siete días. Solo esperaba poder manejarlo.

La chica de los cd's º BrenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora