12. La llamada

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Wanda estaba feliz por el detalle que tuvo Scarlett con ella, sin embargo ya habían pasado dos días y Lizzy estaba más pálida de lo normal.

- Lizzy, debes comer - comento suavemente Wanda

- No quiero.... Yo quiero ver a mami - contesto Lizzy llorando

- Hija, por favor tienes que comer, aunque sea tomate tu chocolate - dijo Wanda con suavidad

- ¡No quiero! - Lizzy aventó el vaso a un lado

- ¡Elizabeth! - musitó Wanda.

Tocaron a la puerta y la pequeña salió corriendo a su habitación, Wanda un tanto cansada fue a abrir la puerta.

- Pietro - saludo

- Hola hermana, como va todo con el pequeño girasol

- Mal Pietro, la veo más ojerosa, delgada y pálida - dijo Wanda en un susurro

- Y el medicamento, ¿Acaso no se lo toma? - pregunto si hermano

- Si, yo he visto cuando se lo toma, pero es como si el medicamento no hiciera efecto - menciono la ojiverde con tristeza

- Eso está raro - susurro Pietro pensativo.

Lizzy se encontraba en su habitación llorando, abrazada de la foto de Natasha.

- Regresa mami - susurraba entre lágrimas.

La pequeña Lizzy le hacía creer a Wanda que se tomaba las pastillas pero en realidad nunca las ingería, las tenía debajo de su almohada o las tiraba en el baño. Lizzy solo quería una cosa y era que su mamá Natasha estuviera con ella, que viviera junto a ella, la ausencia de Natasha le estaba pasando factura a la niña.

- Ya no se que hacer Pietro, Lizzy extraña demaciado a Nat...

- ¿Y por qué no la has llamado? Scarlett te dio su número - pregunto Pietro mirando a su hermana

- Si, lo se, pero me mata al pensar que al llamarle me conteste su esposa - musitó Wanda con los ojos llenos de lágrimas

- Todavía la amas

- Mucho Pietro, no sabes el dolor que siento al saber que es mujer está con mi esposa, que la besa, que la acaricia, que le hace el amor - susurro Wanda llorando

- Se que esto es difícil para ti

- Lo es, pero muero de rabia y de celos porque está con ella, mientras que Lizzy y yo somos extrañas en su vida - dijo con dolor.

Por otro lado Scarlett se encontraba lista para los resultados de sus estudios.

- María, ya es hora de ir con tu amigo - menciono la rubia

- Ya voy amor - contesto la pelinegro.

La rubia fue a la cocina por un vaso de agua cuando comenzó a sentir un fuerte dolor.

- ¡AHHH! ¡AHHH! - gritaba Scarlett con dolor.

María al escuchar los gritos de Scarlett, corrió hacia donde estaba la rubia y la encontró tirada en el piso y con sangre en la nariz.

- ¡Scarlett! - grito María cuando la vio.

La pelinegro con esfuerzo la arrastró hasta el sofá, y como pudo la subió y la acomodo, busco un alcohol y algodón, lo mojo y lo paso por la nariz de la ojiazul.

La rubia comenzó a reaccionar poco a poco, abrió los ojos con dificultad.

- ¿Amor? - pregunto María

- Me pesan los párpados, María - dijo Scarlett cerrando los ojos

- Esto ya no es normal - menciono María.

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