Heaven AU

148 28 3
                                    

El cielo se tornaba de un azul profundo mientras el sol descendía lentamente sobre el horizonte, proyectando un resplandor dorado sobre el claro del bosque. Los árboles, altos y majestuosos, formaban un anillo natural alrededor de Alastor y Charlie, quienes estaban sentados sobre una manta extendida en la suave hierba. El susurro de las hojas y el canto de los pájaros creaban una melodía tranquila, pero la tensión en el aire era palpable.

Charlie, con sus ojos llenos de una esperanza que parecía inagotable, miró a Alastor. Su cabello castaño, que reflejaba los últimos rayos del sol, brillaba como un halo alrededor de su rostro.

–Alastor, –Dijo suavemente, tomando sus manos entre las suyas, –todavía pienso que podemos hacerlo. Podemos irnos de Nueva Orleans, dejar todo esto atrás y empezar una nueva vida. Juntos.

Alastor bajó la mirada, evitando el fulgor de su esperanza. Había algo en la pureza de su fe que lo conmovía, aunque sabía que estaba fuera de su alcance.

–Charlie, –Comenzó, con una voz que llevaba una nota de tristeza. –Sabes que lo que propones… es una fantasía. No soy el hombre que crees que soy.

Ella negó con la cabeza, apretando sus manos con más fuerza.

–No me importa lo que hayas hecho, Alastor. Te quiero por lo que eres ahora, por lo que podríamos ser. No tienes que cargar con el peso de tu pasado para siempre.

Pero Alastor sabía que no era tan simple. No estaba seguro de creer en el cielo o en el infierno, pero sabía que sus acciones le habían asegurado un lugar en el infierno, si es que existía.

Sin embargo, al observar a Charlie, no podía evitar pensar que ella, sin duda, se parecía a un ángel. Y en ese momento, una imagen irrumpió en su mente, una fantasía tan dulce y dolorosa que apenas pudo resistirse a ella.

En su imaginación, se veía a sí mismo llegando al cielo. El entorno era resplandeciente, lleno de una luz suave y cálida que parecía provenir de todas partes y de ninguna en particular. Se sentía ligero, libre de las cadenas que siempre lo habían retenido.

Y entonces la vio, a Charlie, esperándolo en la entrada.

Ella era aún más radiante en este lugar, con su cabello dorado ondeando al viento y una sonrisa que podía iluminar cualquier oscuridad. Alastor se acercó, casi temeroso de tocarla, como si hacerlo pudiera romper la ilusión. Pero cuando Charlie lo abrazó, sintió una paz que nunca había conocido en vida.

–Te dije que podíamos estar juntos. –Susurró ella, con su voz suave y melodiosa. –Aquí no hay más oscuridad, Alastor. Podemos ser felices, libres, sin miedo ni arrepentimientos.

Él la miró a los ojos, aquellos ojos que habían sido su ancla desde que la conoció, y sintió que su alma se aligeraba. En este lugar, no había pasado que lo condenara, ni pecados que lo persiguieran. Aquí, solo había amor, paz y la eternidad que podían compartir.

"Si este es el cielo," Pensó Alastor en la fantasía. "Entonces quizás… quizás haya esperanza para mí después de todo."

De vuelta en el claro del bosque, la visión se desvaneció, y Alastor parpadeó, regresando a la realidad. La sonrisa de Charlie aún estaba allí, pero ahora parecía tener un tinte de tristeza. Él exhaló un largo suspiro, soltando las manos de ella con suavidad.

–Charlie, –Dijo con un tono suave. –Te agradezco lo que intentas hacer, pero mi camino ya está marcado. No hay lugar para mí en el cielo, ni en la vida que sueñas.

Charlie lo miró con lágrimas contenidas, pero asintió, sabiendo que sus palabras eran finales. Ambos se quedaron en silencio, dejando que la serenidad del bosque los envolviera, mientras Alastor guardaba en su corazón la dulce fantasía de un cielo que, aunque inalcanzable, le había mostrado una pequeña chispa de lo que podría haber sido.

Nota:

No. No es un error que Alastor del pasado la esté llamando "Charlie".

Charlastor week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora