Whisky Drinking Night

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El Hazbin Hotel estaba envuelto en su típico bullicio infernal, con demonios de todo tipo merodeando y charlando en las esquinas.

En el centro del caos, Alastor, con su usual porte elegante y sombrío, se encontraba en el bar, sosteniendo un vaso de whisky. Su sonrisa enigmática se mantenía en su rostro mientras sus ojos rojos observaban el líquido ámbar girar lentamente en el vaso.

Charlie, quien había pasado por el vestíbulo, lo vio y sintió cómo su corazón daba un vuelco. Desde que se dio cuenta de sus sentimientos hacia Alastor, había estado buscando (con ayuda de Angel) maneras de captar su atención.

Hoy, había decidido que sería valiente. Aún recordaba el bochornoso incidente con el tequila la última vez que intentó beber con Angel; esta vez, se aseguraría de demostrar que podía manejar algo más fuerte.

Con una mezcla de determinación y nerviosismo, Charlie se acercó al bar y se sentó junto a Alastor, su expresión estaba llena de una extraña mezcla de timidez y valentía.

–¿Te importa si te acompaño? –Preguntó, sonriendo de manera un poco más confiada de lo que se sentía en realidad.

Alastor levantó la mirada, observándola con esos ojos que siempre parecían ver más allá de lo que se mostraba en la superficie.

–Pero por supuesto, mi querida demon belle. Siempre es un placer tener tu compañía. –Su voz resonó con esa tonalidad melodiosa y siniestra que lo caracterizaba, pero había algo en sus palabras, una ligera nota de diversión que Charlie no pudo descifrar.

Ella pidió un whisky, con la esperanza de no mostrar ninguna duda, Husk la miró extrañado pero llegó a la conclusión que no era su asunto: el hijo de puta de Alastor estaba ahí presente. Si la princesita se volvía a salir de control por estar de ebria, el maldito ciervo se tenía que hacer cargo de los destrozos que hiciera.

Alastor, por su parte, sabía perfectamente por qué Charlie había tomado esa decisión. Desde hacía tiempo, había notado sus intentos sutiles por acercarse, y aunque no podía negar que la situación lo divertía y lo halagaba en cierto modo, también sentía la necesidad de protegerla, de asegurarse de que no se metiera en problemas.

Quizá porque sabía que iba a ser él quién tendría que lidiar con ellos.

Cuando el Husk le sirvió la bebida, Alastor aprovechó un breve momento en el que Charlie miró hacia otro lado para realizar un pequeño truco: con un gesto casi imperceptible, manipuló el contenido de su vaso, diluyendo el whisky con agua sin que ella lo notara.

Así mismo, con una sola mirada, advirtió a Husk de no entrometerse en absoluto por el resto de la velada.

Por su parte Charlie, sin sospechar nada, tomó un sorbo, encontrando la bebida sorprendentemente suave.

–Vaya, –Comentó ella, tratando de sonar casual, –esto no es tan malo como esperaba.

Alastor reprimió una sonrisa más amplia.

–Me alegra que lo disfrutes, querida. –Su tono era suave, pero la diversión estaba ahí, oculta justo bajo la superficie.

Charlie se sintió animada por la suavidad del whisky y la respuesta de Alastor.

Comenzó a relajarse, charlando con él, riendo más libremente, sintiendo que quizás estaba logrando lo que se había propuesto.

Pero mientras la noche avanzaba, Alastor, siempre vigilante, se aseguró de que su vaso nunca se vaciara demasiado rápido, manteniendo su ingenio intacto sin que ella se diera cuenta.

Cuando la velada finalmente terminó, Charlie se despidió de él, con su corazón latiendo con fuerza por la emoción de haber compartido un momento especial. Se retiró a su habitación, sintiéndose triunfante.

Alastor observó cómo se alejaba, su sonrisa constante, pero en sus ojos había una suave calidez.

Sabía que Charlie estaba en una encrucijada emocional, pero también sabía que había tiempo. Tiempo para que ella descubriera lo que realmente quería y tiempo para que él decidiera cómo manejar lo que sin duda sería una situación interesante.

–Es una niña valiente. –Murmuró para sí mismo, levantando su vaso para un último brindis, esta vez solo con su verdadero whisky.

Luego, con una última mirada al lugar donde Charlie había estado, se alejó del bar, con su mente ya planeando el próximo acto en este juego sutil.

Charlastor week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora