La música resonaba por toda la academia, y una de las cosas que más odiaba Ava era despertarse. Aun con pereza y debilidad, se levantó. No quería que sucediera lo mismo que la primera vez que Violeta la tuvo que despertar, ya que digamos que la pelirroja no era muy hábil para eso.
Con los ojos entrecerrados por el cansancio y medio dormida, salió de la habitación.
—Buenos días —saludó a Paul, que era el único despierto. Recibió un rápido "buenos días" de su parte y lo acompañó a cepillarse los dientes.
—Vaya cara que tengo —bufó mirándose al espejo, las mañanas no le favorecían en absoluto.
—Buenos días, Avs —saludó Juanjo, saliendo de la habitación mientras se frotaba los ojos.
—Buenos días a mi maño favorito —saludó acercándose a él y abrazándolo, mientras él le devolvía el abrazo y la cargaba como un osito cariñoso.
—Soy el único que conoces, gilipollas —respondió él, tirándola a una de las sillas que había por ahí.
—Cabrón, me dolió. Además, también conozco a Naiara y definitivamente ahora es mi maña favorita —bromeó mientras le sacaba la lengua y reía con su expresión. Pero no esperaba lo que iba a hacer, este comenzó a hacerle cosquillas sin parar y se tiró sobre ella, mientras la francesa estaba rogándole que parara.
—¿Quién es tu maño favorito? —preguntó deteniéndose.
—Naiara —respondió la castaña tratando de recuperar el aire.
—¿Con que Naiara, eh? —volvió a hacerle cosquillas sin parar y se lanzó sobre ella nuevamente.
—¡Tú eres mi maño favorito, pero para! —rogó sin poder sentir la barriga de tantas cosquillas.
—A que sí, cabrona —sonrió Juanjo, separándose de ella y mostrando su sonrisa de victoria, mientras la francesa trataba de recuperar el aire en sus pulmones.
—Nunca volveré a confiar en ti —susurró mientras se levantaba para arreglar su cabello desordenado y alborotado.
—¿Qué dijiste? —preguntó él, acercándose de nuevo.
—Nada, que te quiero mucho —respondió con una sonrisa, abrazándolo. Su abrazo fue interrumpido por dos personas que los habían estado observando todo el tiempo.
—Vaya cambios de humor de verdad —comentó Martin con tono burlón, acercándose a darles los buenos días, acompañado de Chiara, que mantenía una sonrisa adormilada.
—Buenos días, Kiki, ¿cómo estás? —saludó Ava mientras la abrazaba. Ambas se quedaron un rato juntas, casi se quedan dormidas en ese abrazo acogedor que ninguna de las dos quería soltar.
—Cansada, ¿y tú? —preguntó la medio inglesa sin separarse del abrazo.
—Yo pues mal, porque una persona que no diré nombre me ha maltratado y amenazado para decir mentiras —dijo Ava, mirando de reojo a Juanjo, que hablaba con otro el de bigote muy concentrados, y metidos en su burbuja.
Sin muchas ganas, la castaña se separó del abrazo con Chiara y fue a buscar una de sus muchas gorras que siempre llevaba con ella.
—¿Quieres ir a desayunar? —le preguntó la francesa, señalando con los ojos al maño y al vasco, tirándole una indirecta para dejarlos solos. la morena captó rápidamente y asintió con una sonrisa.
—Tienes mucha suerte, por ser el cliente número 100, te has ganado un viaje en Uber VIP —añadió la castaña, intentando imitar la voz de un comercial y cogiéndola de la mano. Se agachó un poco para que Chiara se subiera en su espalda y la cargó con fuerza. Cuando estuvo lo suficientemente segura de su agarre, comenzó a correr con Chiara chillando de alegría. Ambas parecían niñas pequeñas que acaban de hacer una travesura o como si estuvieran pasando el mejor día de sus vidas.