El renacimiento de Sariel

Capítulo 4

Siglos después de mi encuentro con Joel y Jofiel, admití que no me contarían nada relacionado con Roo, así que no me quedó de otra que aceptar la decisión y buscar información por mi cuenta. Actualmente me encontraba en una biblioteca, ya que hace algún tiempo Dios encomendó que los ángeles comenzaran a formar un reino. ¿Por qué no lo hizo aparecer por arte de magia? Ni idea, supongo que en estas cosas se aplica la frase de "Dios actúa de maneras misteriosas". Así que aproveché mi tiempo libre y empecé a buscar libros, los cuales tenían temas muy variados e interesantes. Algunos eran sobre diferentes tipos de magias, combates, historias, predicciones; incluso encontré uno que hablaba sobre los propios ángeles, el cual planeaba leer después. Pero estaba buscando un libro que me ayudara a saber sobre conjuros. Quería encontrar lo que sea que tuvo que pasar para abrir un portal a otro universo. Qué fastidio, perdí todo recuerdo menos lo que hablé en aquel tiempo con Dios.

Mientras buscaba información, pude escuchar la puerta de la biblioteca abrirse. Ni siquiera me interesé en voltear a ver quién entró, aunque eso provocó que no me diera cuenta cuando Jofiel me atrajo a un abrazo, haciendo que soltara el libro. En serio, esta tipa tiene serios problemas con el espacio personal de los demás.

Sariel: Suéltame - por mucho que me gustaría gritar, tenía que recordar que estaba en una biblioteca y debía respetar al menos la regla de no gritar o hablar en voz alta.

Como si hubiera hablado con una pared, Jofiel me ignoró y me llevó afuera de la biblioteca, supongo que para hablar sobre algo.

Jofiel: Sariel, sé que no nos hemos visto en mucho tiempo y lo lamento por eso, pero necesito tu ayuda y asistencia en un asunto - mencionó con una pequeña urgencia en su voz mientras tenía una media sonrisa.

Sariel: ... - suspiré. Por más que quisiera, no me gustaría dejarla sola en algo en lo que puedo ayudar - dime, ¿en qué ocupas mi ayuda, si pudiera saber? Aunque de favor, primero me gustaría que me soltaras - dije lo más calmada que pude.

Jofiel: Claro - dijo soltándome con una expresión más relajada - Mira, como supongo que ya debes saber, cuando creces y te vuelves lo suficientemente grande como para desempeñar tu deber, también puede pasar que te den a un aprendiz, por así decirlo. Aunque no todos tienen uno, no necesariamente debemos estar al lado el uno del otro. Bueno, tengo un aprendiz que tiene un comportamiento algo similar al tuyo y me gustaría saber, ¿qué hace tu maestro para cuidarte? y si ¿pudieramos tener una reunión para saber que debo de hacer?- dijo con una voz de esperanza.

Sariel: ... ¿Tengo un maestro?

Jofiel: ...

Algo me decía que mi rutina iba a cambiar con lo que acababa de decir, aunque no sabía si para bien o para mal.

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Es corto, pero al menos quería volver a escribir algo.