01 Londres.

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—Hasta mañana Misaki

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—Hasta mañana Misaki.— Se escuchó en el aula, un joven delgado de 175 cm de altura y con una sonrisa en el rostro la mayor parte del tiempo.

Sonrió a su compañera, dando sutilmente un paso atrás. —Hasta mañana, que tenga un lindo dia.— A pesar de sonreír, la incomodidad fue detectada por su padre, siempre era recibido por su padre al salir de la universidad, ahora mismo se encontraba liberando unos documentos para titularse.

Sonrió ante la fingida sonrisa de su hijo. —Realmente se parece mucho a ti, solo pocas cambian, mi amada Yoshiko.— Dijo en voz alta, mientras escuchaba como su hijo se mete al carro.

—Buena tarde, padre.— Saludo, solo después de dejar sus cosas en la parte trasera del auto para no interrumpir el viaje de su padre al pasado.

Sonrió y revuelve suavemente el cabello de su hijo menor. —Mirai dijo que va a salir, asi que, ¿que te parece un dia de chicos?— Ofreció mientras arrancaba el auto.

Sonrió, estaba feliz de tener a su padre y a su hermana con él. —Me parece perfecto, podemos ir a comer a un restaurante.— Comentó emocionado.

Asintió. —Entonces vamos, es un buen dia tambien para ir a un paseo, ¿quieres ir a ver carros?— Comentó emocionado, adoraba a sus hijos, pero con Misaki la conexión era un poco diferente, sobre todo porque el menor era más parecido a su amada esposa y su niña ya era una mujer que tenía una vida mucho más estable. —He estado pensando, la universidad de Londres fue una experiencia, aprendiste mucho, pero tu hermana me comentó tu deseo de ir a Japón, ¿Te apetece vivir ahí?—

Misaki se sorprendió, llevaban en Londres poco más de 5 años, era feliz en la residencia, había aprendido mucho estando en Londres, pero no podía negar que disfrutaba ir a Japon aunque fuese solo por unos dias, queria regresar a la casa en donde vivió los primeros años de vida, el cambio a Londres fue abrupto, quería regresar, pero también era consciente de lo que implicaba para su padre. —Creo que Mirai hablo de mas, padre.— Comentó con tono neutro.

Negó mientras daba vuelta, quería llevar a su hijo a un día divertido. —No te preocupes, no es algo que ocultes bien, lo supuse desde hace años.— Frenó, el semáforo marcaba alto. —Regresar a Japón es bueno, ahi naciste tu y tu hermana, tu madre vivió ahí, incluso yo siendo japonés, vivi mi vida en Londres, conocí a tu madre después, ella en cambio, siendo de Escocia, vivo en Japon toda su vida.— Explicó con una enorme satisfacción.

Sonrió. —Me siento dichoso de ser su hijo, aunque sigo pensando que mi madre debió vivir más años.— Comentó mientras veía esa hermosa foto donde sus padres salían, siempre ahí.

Asintió mientras veía a su hijo, listo para continuar el viaje. —Yo veo a tu madre en ti y en tu hermana, ella sin duda era la mejor esposa y madre.— Sonrió y tiró suavemente de la mejilla de su hijo menor. —Nos iremos a Japón en tres semanas, mientras disfruta de todo, vive y ríe mucho, hijo mio.

Ambos siguieron su camino como padre e hijo, libremente entre las avenidas y la ciudad.

En Japón, específicamente en la oficina principal del edificio más alto, se encontraba el duelo de este imponente edificio. Asami Ryuichi, un empresario de renombre, un genio en los negocios, un hombre de 32 años que ha logrado sumar una gran riqueza a temprana edad.

—Asami-sama, es importante encontrar a alguien leal, ingresar al mercado de Londres va a ser muy complicado sin los contactos necesarios, además desea tener a Irlanda y Escocia.— Kirishima Kei, la fiel mano derecha de Asami y un amigo de años.

Asami Ryuichi era consciente, pero no, él solo podía. —No te preocupes, buscaremos la forma y la encontraremos.—

Asintió, viendo como su jefe se levantaba de su asiento y se acercaba al ventanal, viendo hacia un lugar conocido, hacia donde estaba la mansión principal de Tokio del clan. Un lugar conocido pero al que su jefe no deseaba regresar. —Iré a ver los perfiles de los nuevos candidatos.—

Asami prende un puro, observando a la nada, quizá un poco anhelante, a veces la nostalgia le impedía concentrarse, en otras ocasiones la furia le hacía avanzar a pasos agigantados, tenia el unico objetivo de ser mejor que su familia, una vida donde la mafia no exista.

Mientras tanto, Misaki se encontraba a punto de dormir, la calma marcaba el fin del día, después de un día divertido con su padre y la promesa de volver a Japón le tenía extremadamente feliz.

—Pronto volveremos.— Sonrió ante la idea de poder ver a su madre de forma más regular.

Después se sentó en su sillón, tomó un libro,Pride and Prejudice. Se sirvió una taza de café, después se puso una manta y comenzó a leer. Puso de fondo un poco de música clásica, siguió leyendo por unos minutos más, hasta que cayó dormido en su sillón. 

El desenlace de una ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora