CAPITULO 15

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DANTE

La acerque a mi cuerpo ya no podía aguantar más esta distancia sus labios, su cuerpo, su olor, toda ella hacia que mi cuerpo se sintiera como el de un niño precoz que con solo un roce de su piel en cualquier momento me vendría, sentí como temblaba en mi brazos, en un descuido suyo caímos en la cama puse mis brazos encima de la cama para no aplastarla con mi cuerpo, vi como su cabello suelto estaba todo regado en esta cama, su rostro sonrojado y su respiración agitada por la falta de oxígeno, me acerque a su oído...

- Se mía pequeña Fieradije mordiendo su oído sentí como temblaba ante lo que le hice, mire sus ojos por un momento se me olvido todo lo que estaba afuera solo podía pensar en que la tenía en mis brazos y nadie me la iba a quitar, vi como en sus ojos había duda, hasta se podría decir que temor, lo tome como un rechazo y me empecé a levantar de la cama hasta que sentí como me jalaba hasta ella...

- Por favor... se gentil conmigo – dijo sonrojada, sonreí de lado ya que me sentía dichoso de tenerla por fin en mis malditos brazos

Empecé a quitarme la camisa ante su atenta mirada, seguido por la parte de abajo quedándome solo en mis bóxer, vi un pequeño sofá al frente de la cama y me senté mirándola, dándole a entender que le pedía que se desnudara para mí, vi cómo se paraba con nervios y se fue sacando lentamente ese vestido que le quedaba esplendido quedándose en un bello encaje color negro que acentuaba todo su delicioso cuerpo, me pare lo más rápido acercándome a ella para volver a besarla, mis manos empezaron a picar puse mis manos en su espalda acariciándola para relajarla un poco ya que sentía como estaba tensa hasta que llegue a su sostén, con la agilidad de mi dedos procedí a sacar tirándolo por algún lado de la habitación vi como sus senos eran grande perfectos para mí su hermoso pezón oscuro hacia que se vea apetecible agarre ese pezón y lo jale un poco haciendo que un gemido saliera de sus labios de Mía, esto hizo encenderme más, la cargue como princesa para llevarla a la cama y ahí sacarle las bragas, vi de reojo como se tapaba la cara haciéndome sonreír me acerque a su monte de venus y como si fuera el dulce más delicioso me lo comí...

- NO espera dante – empezó a hablar Mía tratando de alejarme, sujete con fuerza sus caderas

Si no la preparaba esto iba a ser dolorosa tanto para ella como para mí, vi como cerraba sus piernas para después sentir un líquido en mis labios se había venido, sin más me pare de la cama y me quite el bóxer mi pene temblaba buscando un poco de atención, me masturbe un poco ante su atenta mirada y me volví a posicionar en la cama abrí sus piernas y roce mi pene en la raja de su vagina, mi mente solo pensaba en lo delicioso que se sentirá estar dentro de ella, levante la mirada y vi cómo se tapa lo ojo posiblemente del miedo, sin pensarlo más entre en ella de una estocada para que no sienta mucho dolor, la escuche gritar trataba de alejarme pero yo la abrace

- Necesito que te relajes un poco pequeña – dije susurrando en su oído, vi que asintió ante mi petición

Me empecé a mover dentro de ella con fuerza cuando empecé a escucharla gemir mis manos se acercaron a su clítoris para empezar a moverlos haciendo que Mía gimiera más fuerte, la sensación de tener mi pene dentro de ella mientras frotaba su clítoris haría que me viniera en cualquier momento, el placer era demasiado sentí como mi pene era apretado dándome a entender que Mía había tenido su segundo clímax, sentí como mi cuerpo se tensaba agarre su cintura para apretarla más a mi cuerpo mientras me corría dentro suyo, gemí su nombre, saque mi pene dentro suyo vi como su cuerpo se estremeció, me tire a su lado para acercarla a mí y abrazarla besando sus labios...

- Sr Dante, lo llaman para dar el brindis – dijo uno de los sirvientes, renegué ya que había roto todo este hermoso momento, mire a Mía para volver a besarla

- Tenemos que irnos, pero esto – dije mirándola – recién empieza pequeña – dije sonriendo de lado, vi como ella me miraba sonrojada, empezamos a vestirnos para salir, primero saldría yo y después haría que salga ella para que nadie se dé cuenta de que estuvimos juntos y no manchar su honor

Salí de la habitación y a lo lejos pude ver a Mía arreglándose su cabezo, su rostro decía como había tenido el mejor sexo del mundo, su mirada brillaba ante la atenta mirada de todos, sentía como mis pene se volvía a poner duro de solo recordar todo lo que pasamos en esa habitación y si no fuera por esta maldita fiesta la hubiera tenido encerrada más tiempo ahí en mi habitación. Vi como Celeste llamaba a todos para que se acerque hacia donde estaba mi hija y ella, en silencio me acerque a su lado, vi a esmeralda preocupada...

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