Llegamos a nuestro lugar de destino, la casa de los gemelos. Era una suerte que desde hace mucho no vivieran con su madre.
Soy la primera en bajar del taxi, corrí casi cayendome hacia la puerta. Toco el timbre emocionada en espera de los pelirrojos. Balanceo mi cuerpo, parandome entre mis puntas de los pies a mis talones. Una electricidad recorre mi cuerpo llenandome de energía y entusiasmo.
La puerta se abre por completo dejando al descubierto a los gemelos. No puedo evitar abrazarles una vez que entran en mi campo de visión.
-No imaginan como extrañé esto.
-¿Quiénes son ellos? -se apresura a decir Glenda.
-También te extrañamos Tn. -dice Glen.
Me separo de los gemelos y me giro para ver a los tres chicos que se acercan a la entrada de la casa.
-Jake, Devon y Lexi. Chicos les presento a Glen y Glenda.
-Pasen. -pidió Glen de manera amable.
-Hay habitaciones arriba, pueden tomar la que más les guste. -habló Glenda.
Los chicos siguieron las indicaciones subiendo las escaleras. Habían estado algo callados desde mi confesión en el auto.
-Les traje regalos.
Me dirijo a la sala y dejo mi pequeña maleta a un lado. De mi bolso saco las dos pequeñas cajas color morado y se las entrego.
Los gemelos me miraron curiosos y proceden a abrir sus regalos.
-¿Un taser miniatura? -pregunta Glen.
-Navaja suiza. Me encanta.
-La razón por la que me hayan llamado... creí que esas cosas les serían útiles.
-Ya lo creo. -dice Glenda jugando con la navaja.
-Dime algo Glenda, ¿esa es la chaqueta que te presté la última vez que nos vimos?
-No. Bueno si, la arregle un poco.
-Quedó genial.
Glenda guarda la navaja en en su bolsillo y se abalanza hacia mi abrazandome.
-Te extrañé demasiado, gracias por haber venido. No nos abandones así, no tú. -chilló entre mis brazos.
-Yo, no estaba bien y no quería involucrarlos.
-Ahora que ya se reconciliaron ¿podemos hablar? -pregunta Glen acercandose.
-¿Qué están tramando? -digo.
Nos sentamos en el sillón para hablar pero en ese momento bajaron los chicos por lo que no pudimos hablar de lo que querían.
Los días pasaban extremadamente rápido. Este era nuestro último día, mañana regresariamos a lo cotidiano.
No podía dormir así que me levante y comenzé a divagar por la casa. Nos habiamos divertido este fin de semana, me encargué de que los chicos olvidaran sus precupaciones al menos por un rato, pero era hora de hablar las cosas y enfrentarlo. Cuando dejaramos California hablaría con la polícia y les diría que enviaré a Devon a ese internado por su mala conducta. No mencionaría nada sobre la visita de Chucky o que pensaba trabajar en el internado y mucho menos que enviaría una infiltrada.