Capítulo 13 - Debes irte

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Despierto de golpe, encontrándome desnuda encima de Maximiliano.

—¿Qué hora serán? —susurro buscando a todos lados mi cartera. A lo lejos veo mi chaqueta y de inmediato, mi cartera. Me remueve de a poco del cuerpo de Maximiliano para levantarme, cuando soy apretada por sus manos, lo miro con los ojos abiertos.

—¿Te escaparás como la primera vez? —pregunta y niego con la cabeza—, ¿entonces?

—Quiero ver la hora en mi celular —respondo y me suelta sonriendo tras mi respuesta.

Me levanto de la cama, camino hasta mi cartera, busco el celular, pero al usarlo me doy cuenta de que está apagado por falta de carga.

—¿Qué pasa? —Grito en susto al sentirlo cerca de mí sin darme cuenta—. ¿Te asusté?

Toco mi pecho respirando tranquilamente —No te vi acercarte —Me toma de la barbilla alzando mi mirada hacía él, frunzo el ceño y me besa—. ¿Qué...?

—Quédate conmigo, por favor —susurra entre mis labios, mi respiración se corta porque me ha tomado desprevenida.

—No sé qué hora es —respondo en un susurro—, ¿y si José está buscándome?, no puedo perderme por mucho tiempo.

Logro escuchar su respiración, lo veo cerrar sus ojos y hago lo mismo cuando afianza su frente contra la mía, masajeando.

—Busquemos un cargador

Nos separamos y cada uno se coloca su ropa. Salimos viendo a la gente bailar al compás de la música que se encuentra a todo volumen, de inmediato somos empujados fuera de la habitación por un grupo de cuatro personas, quienes al instante cierran la puerta. Río al ver que tengo la mente sucia, malpensando la escena a una posible orgía.

Maximiliano me abraza hacía él por la cintura y haciéndonos mover hasta unas escaleras, subiendo mientras chocamos con varias personas. A lo lejos veo a su hermano con los pantalones abajo y con su novia encima de él, dando un espectáculo enfrente de todos, sin importar lo que puedan ver.

¿Qué clase de fiesta privada es esta?

Maximiliano me voltea rápidamente al ver a su hermano, me mira y baja la cabeza —Me da miedo dejarte sola, pero no me gusta que veas estos locos teniendo sexo —dice y río, frunce el ceño—, ¿Entonces que hacemos? ¿nos vamos sin avisar? —Y rápidamente soy halada por las escaleras cuesta abajo.

—Max, espera —grito, pero él simplemente no me escucha.

Aleja a todos a empujones mientras me saca del lugar, al salir me abraza y me besa. Abro los ojos sorprendida, pero correspondo al beso, cuando soy consciente que estamos afuera y que él es famoso, me separo de él, empujándolo fuertemente.

—¿Qué?

—Más bien, ¿Qué estás haciendo tú? —pregunto alarmada mirando a mi alrededor, no veo a nadie. Respiro tratando de tranquilizarme.

No responde, busca un taxi dejándome sola, cuando lo consigue, entramos, doy el nombre del hotel y el taxi arranca; no decimos nada, él se mantiene en sus pensamientos y yo... creyendo que todo esto ha sido un grave error.

Escucho el hemos llegado del conductor, antes de despedirme, se baja conmigo, dejando marchar el taxi, frunzo el ceño; me toma de la mano camino a recepción. Pide mis llaves y al obtenerlas, buscamos la habitación, lo sigo como tonta, sin decir nada, él hace lo mismo.

Abre la puerta, entra como si fuese lo más de normal esta situación, respiro profundo porque si ya hemos dado un espectáculo para sus fanáticos, esto de entrar sería agregar poco. Entro y cierro la puerta.

—Creí que habíamos avanzado en nuestra relación —Frunzo el ceño sin entenderle.

—¿Relación? —pregunto extrañada, me toco la cabeza con desespero—, esto es lo que debía temer, ¿Cómo es que no lo vi venir? ¡que estúpida soy!

—Eli

—¡No! —exclamo alarmada—, se acabó lo que sea qué crees que había, simplemente he puesto en peligro mi reputación y mi trabajo, ni siquiera sé cuánto espectáculo hicimos hoy.

—Nadie nos vio

—Debes irte —Escucho la puerta sonar, volteo sin saber que hacer.

—Soy José —Me muevo rápidamente a la puerta, abriéndola—. Estábamos preocupados por ti, ¿Dónde estabas? —Ve a Maximiliano y me mira—, ¿Qué se supone es esto?

—No es lo que crees, solo nos vimos en el concierto

—Me disculpo —dice Maximiliano al instante—, me alegra que estes bien, cuídala, simplemente la escolte a salvo al hotel —Le dice a mi amigo y sale luego de despedirse de nosotros.

Me siento extraña, sin saber que ha pasado y porque me siento frustrada, se supone que esto era lo que quería; que se fuera.

—Salimos mañana después del desayuno —dice José y sale también.

Provocación en la Perla IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora