Te encontrabas en un oscuro vacío, un lugar que parecía sin fin ni principio, de repente, un grito desgarrador rompió el silencio, era la voz de tu madre.
—¡Eres un inútil! ¡Nunca serás nada! —te gritaba, su rostro contorsionado por la ira y el desprecio.
Aunque dolido, mantenías la mirada baja, acostumbrado a esas palabras, de pronto, el panorama cambió, ya no estabas en el vacío oscuro, sino en una habitación iluminada por la cálida luz del sol, en la cama, tu madre sostenía a un bebé en brazos, la imagen se repetía a medida que la niña crecía y se convertía en una joven, tu madre la trataba con amor y cariño, algo que tú nunca habías experimentado.
La escena cambió y ahora te mostraba, aún siendo niño, observando a tu madre jugar con tu hermana en el jardín, la risa de tu hermana resonaba alegremente mientras tu madre la balanceaba en el columpio, una escena que contrastaba fuertemente con las palabras duras que tú recibías a diario.
—¡Mamá, mamá, mira! —exclamaba tu hermana, mostrando un dibujo que había hecho.
—Es hermoso, cariño, eres muy talentosa —respondía tu madre, sonriendo con ternura.
Observabas desde la distancia, sintiendo una punzada de celos, pero rápidamente desechabas el pensamiento, habías aprendido a no esperar nada de ella.
Un día, encontraste a tu madre postrada en la cama, debilitada por la enfermedad, con una voz débil, te llamó a su lado.
—T/n, por favor, ven aquí —dijo, su voz apenas audible.
Te acercaste, sorprendido por la súplica en su tono.
—¿Sí, mamá?
—Necesito que cuides a tu hermana —dijo, tomando tu mano con un gesto frágil. —Y... quiero pedirte perdón por todo lo que te he hecho, fui la peor madre y no hay excusa para mi comportamiento.
La miraste, tus ojos llenos de una mezcla de emociones, finalmente, asintiste, aceptando sus disculpas.
—Te perdono, mamá.
La escena cambió nuevamente, ahora estabas en el funeral de tu madre, la atmósfera era solemne y pesada, tu padre, con rostro cansado y abatido, te informó que se mudarían a otra ciudad, tu hermana menor, de pie junto a ti, te miraba con ojos llenos de tristeza.
Antes de irte, fuiste a despedirte de Rena, tu amiga de la infancia, la encontraste en el parque donde solían jugar, Rena corrió hacia ti y te abrazó con fuerza.
—¡No quiero que te vayas, T/n! —dijo, sus ojos llenos de lágrimas.
—Lo sé, Rena, pero tengo que irme, prometo que nos volveremos a ver cuando seamos mayores —respondiste, tratando de sonar seguro.
—¿Lo prometes? —preguntó Rena, mirándote con esperanza.
—Lo prometo.
Entonces, Rena te miró fijamente.
—Rena no es mi verdadero nombre, es el nombre de mi mamá, mi verdadero nombre es ####.
Parpadeaste, sorprendido por la revelación, justo en ese momento, el mundo a tu alrededor comenzó a desvanecerse y te despertaste abruptamente, con una lágrima en el ojo, mientras te encontrabas procesando el sueño, sentado en tu cama, cuando la puerta de tu cuarto se abrió de golpe y una pequeña figura entró corriendo.
—¡Hermano, despierta! —gritó tu hermana menor, Hanna, mientras se abalanzaba sobre tu cama.
Te giraste para mirarla, ya completamente despierto, Hanna se detuvo en seco, sorprendida.
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~ Te Amamos ~
Teen FictionAcabas de empezar a darle accesorias a 5 chicas con diferentes personalidades y en cuanto menos te lo esperas, una se te declara, y entonces una lucha por tu atención empieza. Mirá lo que pueden hacer 5 hermanas enamoradas del mismo hombre siendo s...