Con el paso de las semanas, las misiones de Chuuya continuaron siendo un éxito tras otro cada operación que lideraba se ejecutaba con precisión y eficacia, consolidando su reputación como un activo valioso para la Port Mafia sus habilidades y determinación no pasaban desapercibidas, y aunque Dazai mostraba una leve confianza, Chuuya sabía que aún estaba bajo escrutinio constante.
Una tarde, después de regresar de una misión particularmente peligrosa, Chuuya fue llamado nuevamente a la oficina de Dazai al entrar, notó que el ambiente era diferente la mirada de Dazai era más intensa, y el silencio en la habitación era casi palpable.
– has hecho un buen trabajo, Nakahara – dijo Dazai, sin preámbulos – tus acciones han demostrado tu valor y tu lealtad –
Chuuya asintió, esperando lo que vendría a continuación sabía que aunque Dazai estaba elogiando su desempeño, siempre había un propósito detrás de sus palabras.
– sin embargo – continuó Dazai – la verdadera prueba de lealtad no es solo en las misiones, sino en cómo manejas las situaciones más delicadas tengo una nueva tarea para ti –
Dazai le entregó un expediente al abrirlo, Chuuya vio que la misión consistía en infiltrar una organización rival y obtener información crucial sobre sus operaciones.
– esta misión es diferente – explicó Dazai – requiere no solo tus habilidades de combate, sino también tu capacidad para ganarte la confianza de los enemigos quiero ver cómo manejas esto –
Chuuya tomó el expediente y asintió sabía que esta misión sería una prueba aún mayor de su capacidad para mantenerse encubierto y cumplir con sus objetivos personales sin levantar sospechas.
Esa noche, mientras se preparaba para la infiltración, Chuuya reflexionó sobre su situación había logrado ganar un poco de la confianza de Dazai, pero sabía que aún estaba lejos de su objetivo final cada paso que daba lo acercaba más a la venganza, pero también lo ponía en una posición más peligrosa.
La infiltración fue meticulosa Chuuya se movió con sigilo, utilizando su carisma y habilidades para ganar la confianza de los miembros de la organización rival poco a poco, recopiló la información necesaria, siempre consciente de que cualquier error podría ser fatal.
Durante las noches que pasó infiltrado, no perdió de vista su objetivo cada conversación, cada interacción, era una oportunidad para avanzar en su plan de venganza a medida que se acercaba al final de la misión, sintió una mezcla de satisfacción y cautela sabía que cualquier movimiento en falso podría poner en peligro todo lo que había logrado hasta ahora.
Finalmente, llegó el momento de regresar a la sede de la Port Mafia con la información recopilada la misión había sido un éxito, y Chuuya presentó su informe a Dazai.
– buen trabajo, Nakahara – dijo Dazai, una vez más – has demostrado que puedes manejar situaciones delicadas y ganar la confianza de los enemigos esto es un gran paso hacia adelante –
Chuuya asintió, sintiendo una pequeña victoria interna sabía que aunque había ganado un poco más de confianza, aún tenía un largo camino por recorrer la Port Mafia seguía siendo su enemigo, y su objetivo final seguía siendo destruirla desde dentro.
Esa noche, mientras reflexionaba sobre la misión y sus interacciones con Dazai, Chuuya se dio cuenta de que estaba jugando un juego peligroso cada éxito lo acercaba más a su objetivo, pero también aumentaba el riesgo sin embargo, estaba decidido a seguir adelante, sin importar las consecuencias.
Era una noche especialmente oscura en Yokohama, y la lluvia caía en torrentes, empapando a cualquiera lo suficientemente desafortunado como para estar afuera Chuuya y su equipo se encontraban en una misión particularmente complicada el objetivo: desmantelar un escondite enemigo altamente fortificado que había estado causando problemas a la Port Mafia.
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𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒚 𝒗𝒆𝒏𝒈𝒂𝒏𝒛𝒂 (𝒔𝒐𝒖𝒌𝒐𝒌𝒖)
FanfictionDazai Osamu, heredero de la Port Mafia e hijo de un médico militar, es compañero de un nuevo recluta, Chuuya Nakahara. Chuuya, un carismático chico de los barrios bajos, usaba su encanto para ganarse la confianza de todos sin embargo, Chuuya odiaba...