Dos corazones más enamorados que nunca.
Durante gran parte de mi vida, creí que las historias de amor solamente existían en los cuentos de hadas. No es que fuera pesimista, pero desde el abandono de mi padre cuando era niña, escuché de la voz de mi madre aquella frase que marcó por varios años mi forma de pensar: «Si siempre tienes el control, no habrá manera de que puedan dañarte». Tenía apenas diez años cuando me hice a la idea de que nadie podría quererme si el hombre que me dio la vida tampoco me quiso y desapareció sin avisar si volvería.
Crecí con la idea de que el amor nos vuelve débiles y, por ese motivo, rechacé la posibilidad de entregarme por completo a alguien. Salí con varios chicos y no faltaron las oportunidades en las que ellos buscaron la manera de conquistarme y enamorarme. Cada vez que alguien se me declaraba, solía ser yo quien rompía sus ilusiones al dejarles claro que no tendríamos una relación sería. Rompí muchos corazones y me convertí en la chica atractiva e inalcanzable que todos perseguían.
Estaba acostumbrada a ganarme la atención de todos los chicos. Siempre que elegía a alguno de ellos, me aseguraba de aclararles los límites de salir juntos. Fui ilusa al pensar que no había manera de que pudiera enamorarme, porque creí que era experta en dominar mis emociones. Pero de pronto apareció él, Noah Cantwell, y caí rendida a esos sentimientos que él podía provocar en mí con una sola mirada.
Me cautivó con sus sonrisas, me dejó fascinada con su voz y sus palabras, y me hechizo con aquel físico de ojos verdosos, cabello rubio y aspecto encantador. En poco tiempo, y sin darme cuenta, terminé profundamente enamorada y quedé atrapada en nuestros juegos de seducción.
Él fue el primero en confesarme sus sentimientos, pero yo hice todo lo posible por negarme a la realidad. Logré hacerle creer que no sentía nada, cuando la única verdad era que lo adoraba con toda mi alma. Nos distanciamos, pero nos fue imposible estar separados y vivir el uno sin el otro. Así fue como llegamos al punto en que yo prometí entregarme por completo a mis sentimientos. Lo miré directo a los ojos y confesé que lo amaba.
Nuestra relación se volvió intensa y profunda después de reconciliarnos en aquella fecha de Año nuevo. Noah y yo nos volvimos una de esas parejas inseparables que, al amarse tanto, no pueden estar distanciadas.
Lo apoyé en cada momento difícil de su recuperación; me mantuve cerca porque sabía que me necesitaría a su lado. Ambos sabíamos que el tratamiento tardaría en erradicar con su enfermedad, pero confiábamos en que el resultado sería positivo.
Transcurrieron varios meses en los que la situación fue difícil para él. Hubo momentos en los que ni siquiera le apetecía hablar ni ver a nadie. En todo ese tiempo, yo cumplí mi promesa y no dejé de apoyarlo ni me aparté de su lado, aunque él quisiera guardar distancia por su condición. Mis acciones fueron todo lo que él necesitaba para darse cuenta de que ni las peores dificultades acabarían con nuestro amor, con ese amor que él me hacía sentir a pesar de estar distante. Después de un tiempo, se disculpó por su comportamiento y me confesó que tenerme a su lado era más que suficiente para que no se diera por vencido en esa lucha constante contra su enfermedad. Podría asegurar que lo amé todavía más por demostrar esa valentía y fortaleza, porque si me permitía estar a su lado, haría hasta lo imposible para animarlo y ofrecerle todo el amor que se merecía.
Atravesamos todas las dificultades que se nos presentaron y permanecimos juntos. Durante todo ese tiempo no nos rendimos. Yo me enamoré a cada día más de la persona maravillosa que era Noah, porque él llenaba mi corazón de una alegría inmensa. Mi afecto y cariño crecieron y se expandieron más allá de mi corazón, porque él y yo nos queríamos tanto que nuestro amor ya no tenía límites ni fronteras.
ESTÁS LEYENDO
Eternos
Teen Fiction¿Has roto un corazón alguna vez? Ashley Smith lleva rompiendo un corazón tras otro en el instituto Deerfield Academy, pero ya ha llegado el momento de que rompan el suyo. ♡°♡°♡°♡ Ashley Smith lo tiene todo, siempr...