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Ara.

El eco de mis pasos resuena en los pasillos vacíos de la universidad mientras me dirijo a mi primera clase del día. La tensión aún persiste en mi pecho, cada latido recordándome la imagen de Jungkook y Min en el estacionamiento. La expresión dura de su rostro, sus ojos oscuros clavados en mí como si estuviera escudriñando mi alma, se grabaron en mi mente.

¿Qué estaba buscando en mí? ¿Reproche? ¿Indiferencia? No lo sé. Pero lo que sí sé es que la sorpresa en sus ojos fue tan clara como el día, aunque rápidamente la escondió tras su habitual máscara de frialdad.

No puedo negar que verlo me afectó más de lo que esperaba. Las cicatrices del pasado, que creí haber enterrado profundamente, se abrieron como heridas frescas, y el dolor volvió a inundarme. Todo ese tiempo intentando sanar, intentando olvidar, se desmoronó en el instante en que nuestros ojos se cruzaron.

Al entrar al aula, me encuentro con un ambiente tenso. La mayoría de los estudiantes ya están en sus asientos, sumidos en conversaciones apagadas o revisando notas. Ocupo mi lugar habitual cerca de la ventana, buscando un refugio en la familiaridad del entorno, algo que me aleje del caos que Jungkook siempre ha provocado en mi vida.

Miro hacia afuera, hacia los árboles que bordean el campus, sus hojas moviéndose al ritmo del viento. Pero mi mente está atrapada en otro tiempo, en aquellos días cuando todo era distinto. Jungkook solía acompañarme a clase, su mano entrelazada con la mía, como si estuviéramos unidos por algo más fuerte que el amor. Pero ese lazo se rompió de la manera más brutal, y ahora solo quedan los fragmentos de lo que alguna vez fuimos.

Mi corazón late con fuerza al recordar cómo me dejé llevar por la intensidad de nuestro amor, sin pensar en las consecuencias. Jungkook fue mi primer todo: mi primer amor, mi primer beso, mi primer desengaño. Y aunque intenté seguir adelante, él siempre estuvo ahí, en los rincones más oscuros de mi mente, en los recuerdos que aún me torturan.

Cierro los ojos por un momento, intentando calmar la tormenta que se agita en mi interior. Pero la imagen de él con Min se cuela entre mis pensamientos, la manera en que la tocó, como si quisiera asegurarse de que todos vieran que ahora es de ella. Es irónico, realmente. Nunca hizo eso conmigo. Conmigo, siempre fue más reservado, como si hubiera algo oscuro y prohibido en nuestra relación que no quería compartir con el mundo.

Aún puedo sentir la presión de mis uñas clavándose en mis palmas, un reflejo de la rabia y el dolor que intentaba contener. No debería importarme. Jungkook ya no es parte de mi vida, y Min es solo una chica más. Pero algo dentro de mí se resiste a aceptarlo, como si una parte de mi corazón se hubiera quedado atrapada en aquel hospital, el día que él decidió alejarse para siempre.

Una voz a mi lado me saca de mis pensamientos. Es Bomi, su expresión de preocupación mezclada con algo de lástima.

—Ara, ¿estás bien? —su voz es suave, como si temiera romperme con una simple palabra.

Asiento, intentando ofrecerle una sonrisa que no llega a mis ojos.

—Estoy bien. Solo… pensando.

Ella frunce el ceño, pero no insiste. Bomi sabe cuándo es mejor no presionar, y por eso la valoro tanto. Ella ha estado a mi lado en los peores momentos, cuando creí que nunca volvería a levantarme. Sabe lo que pasó, aunque no le he contado todos los detalles. No podría. Es demasiado doloroso.

La clase comienza, pero mi mente sigue vagando. La imagen de Jungkook y Min es reemplazada por otros recuerdos, más antiguos, más dolorosos. Recuerdo la primera vez que lo vi, tan diferente al resto. Él siempre tenía esa aura de misterio, esa mezcla de peligro y atracción que me atrapó desde el primer instante. Era como si cada movimiento suyo, cada palabra, estuviera diseñada para seducir, para envolverme en su mundo.

BIKER ; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora