Entre Sombras y Deseos

Capítulo 4: Confrontación en la Mansión

La tarde avanzaba lentamente para Izzy después del inquietante incidente de la noche anterior. Aunque el trabajo en "La Rosa Negra" le mantenía ocupada, su mente seguía centrada en Matthew y la misteriosa vigilancia que había llevado a cabo. Decidida a enfrentar la situación de una vez por todas, Izzy se hizo con la dirección de Matthew tras una serie de investigaciones discretas. No podía seguir viviendo con la incertidumbre, y sabía que debía aclarar las cosas.

Al salir del restaurante, Izzy se dirigió hacia la dirección que había encontrado. La mansión que estaba buscando se alzaba en una de las áreas más exclusivas de la ciudad, rodeada por amplios jardines y altos muros.

A medida que se acercaba, el ambiente se volvía más opulento. Los jardines bien cuidados, las luces sutiles que empezaban a encenderse y la imponente entrada de la mansión indicaban que estaba a punto de entrar en un mundo muy distinto al suyo.

Cuando llegó a la entrada, Izzy se encontró con dos hombres de aspecto serio y bien entrenado, que estaban claramente allí para mantener la seguridad de la mansión. Con una respiración profunda, Izzy se acercó a uno de ellos, su determinación palpable.

—Hola —dijo con firmeza—. Necesito hablar con su jefe.

El guardia la miró con una mezcla de sorpresa y desconfianza. Se veía claro que no estaba acostumbrado a recibir visitas sin una cita previa.

—¿Tiene cita? —preguntó, con un tono que denotaba profesionalismo pero también un ligero desdén.

Izzy frunció el ceño, su paciencia comenzando a desbordarse. Sabía que no tenía tiempo para juegos.

—No, no tengo cita. Pero es algo urgente. Dile que vino Izzy —dijo con una expresión de enojo contenida.

El guardia levantó una ceja, claramente impresionado por su actitud, pero también entendiendo que la situación no era algo común. Se tomó un momento para revisar su comunicación interna antes de usar el intercomunicador para ponerse en contacto con la mansión.

—Señor Matthew, hay una mujer aquí que dice que se llama Izzy y que necesita hablar con usted. No tiene cita, pero parece bastante decidida.

Hubo un breve silencio antes de que una voz grave y calmada respondiera al otro lado del intercomunicador.

—Déjela pasar. La recibiré en el despacho.

El guardia asintió y le hizo una señal a Izzy para que entrara. Con el corazón latiendo con fuerza, Izzy cruzó el umbral de la mansión y fue guiada por uno de los guardias a través de un vestíbulo majestuoso y lujoso. Cada rincón de la mansión estaba decorado con un gusto exquisito, y la riqueza era evidente en cada detalle.

Finalmente, llegaron a una gran puerta doble al final de un largo pasillo. El guardia tocó suavemente la puerta antes de abrirla, revelando un despacho amplio y elegante. Al entrar, Izzy se encontró frente a Matthew, quien estaba sentado detrás de un escritorio de madera pulida, con una expresión de calma controlada en su rostro.

Matthew levantó la vista de sus papeles y la miró con una mezcla de curiosidad y expectativa. Su presencia era dominante, y la atmósfera en la habitación parecía cambiar con su simple presencia.

—Izzy —dijo con voz grave—. Por favor, siéntate. ¿En qué puedo ayudarte?

Izzy se mantuvo de pie frente a su escritorio, su postura rígida y su rostro serio. No estaba allí para recibir cortesías.

—No voy a sentarme —dijo con firmeza—. Vine a confrontarte por lo que pasó anoche. ¿Por qué mandaste a alguien a seguirme?

Matthew la observó, su mirada fría y calculadora, pero no parecía sorprendido por la acusación.