II

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«Esa atracción que te envuelve»


Yoongi no tenía la intención de volver a ver a «Jung Hoseok»

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Yoongi no tenía la intención de volver a ver a «Jung Hoseok». El tipo le ponía de mal humor, irritable y muy enfadado con su altanería y su alter ego.

Recordaba vagamente estar bailando entre la pista de baile con luces neón, mezclado entre toda la multitud que repelía el raciocinio y se negaba hacer normal, bailar le gustaba, Yoongi era un alfa que tenía todo bien acomodado y lo sabía.

Un alfa de rango élite; guapo, inteligente y millonario.

La puta lotería para cualquier omega. "El problema". No le gustaban los Omegas, no le atraían como todo mundo decía, no sentía esa chispa eléctrica cada que trataba de intimar con uno.

El sexo no le parecía lo suficientemente bueno —«Joon, no me gustan los omegas»— Le había confesado a su mejor amigo, una tarde mientras tomaban una Coca-Cola y comían pizza. La expresión de NamJoon había sido serena. Se encogió de hombros y viró los ojos mientras sonreía.

—«Lo sé» — había respondido este con la boca llena, y luego habían cambiado de tema. Namjoon no lo hizo de menos. No lo crítico. No lo alejó.

Por eso esa noche mientras bailaba y aquel alfa de labios rojos y acolchonados (afrodisíacos) se le había acercado; Yoongi le había correspondido con el mismo entusiasmo.

Lo besó hasta que los labios le ardieron, le tocó cada parte que sus manos quisieron. Inclusive pudo darse la probadita de lo que era el alfa cuando le mordió la piel del cuello con devoción y deseo.

Cuando Jimin tiempo después le jaló y se lo llevó arrastras hacía el coche alegando y gritando cosas cómo «Van a tirarte los putos dientes Yoons» pero a él le había importado poco.

Tiempo después aunque no lo reconocía, Jung Hoseok seguía siendo el sendero pecaminoso que le había encantado tomar aquella noche de borrachera.

Lastimosamente el tipo es todo un arrogante de ego alto. Todo un hijo de puta en su máxima expresión.

Pero lo que Hoseok desconoce es que Yoongi, también puede hacerle competencia.

— Muy bien Señor Min, firme aquí... al final y la casa es suya — Song Mingi le sacó de su bucle insistente de pensamientos que solo rebotaban hacía Hoseok.

Sonrió y firmó.

— Es toda suya.

El chico le entregó las llaves y Yoongi no dudó en tomarlas y guardarlas entre su bolsillo.

— Ha sido un placer hacer tratos con usted señor Min — Mingi se puso de pie, listo para retirarse —. Esperó y nos volvamos a ver.

Y se marchó.

Yoongi terminó de beber su café, justo antes de que un aroma a vainilla cubriera el aire y le pegará justo en la cara.

Olfateó.

Juego de Alphas [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora