Cicatrices que desvanecen

"Los Días que Vinieron Después"

Capitulo 1

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La batalla final contra Muzan había dejado cicatrices profundas en todos los sobrevivientes. El sol, que alguna vez fue un símbolo de esperanza en medio de la oscuridad, ahora brillaba sobre un mundo libre de demonios, pero también sobre corazones cargados de tristeza y soledad. Entre los cazadores que habían sobrevivido, Sanemi Shinazugawa y Giyuu Tomioka eran dos de los más afectados.

Sanemi, el Pilar del Viento, había perdido a su hermano y a muchos compañeros en la lucha. Aunque era conocido por su temperamento feroz y su carácter indomable, la paz repentina lo dejó sin un propósito claro. La rabia que había alimentado su vida durante tanto tiempo ya no tenía un objetivo, y con ello, Sanemi se encontró perdido.

Giyuu, el Pilar del Agua, había sido siempre un hombre de pocas palabras, guardando sus emociones detrás de una máscara de serenidad. Sin embargo, la marca de cazador que adornaba su cuerpo era un recordatorio constante de su destino: la corta vida que le quedaba por haberla portado. Aunque había aceptado su destino con calma, la soledad de esa realidad comenzaba a pesarle más de lo que jamás admitiría.

Los días pasaron, y aunque los cazadores que quedaban intentaban retomar una vida normal, el vacío era palpable. En medio de ese entorno, Sanemi y Giyuu continuaban desempeñando sus deberes, pero evitaban cualquier conexión emocional con los demás, temiendo las heridas que eso podría causar.

Una mañana, Sanemi decidió salir de su reclusión y dirigirse a las montañas para entrenar. Necesitaba sentir el aire frío en su rostro, dejar que el viento barriera sus pensamientos oscuros. Al llegar a un arroyo, se sorprendió al encontrar a Giyuu allí, sentado en silencio junto a la corriente.

Giyuu, consciente de la presencia de Sanemi, no hizo ningún movimiento para reconocerlo. Simplemente siguió observando el agua, como si estuviera absorto en algún pensamiento profundo. Sanemi dudó por un momento, pero luego decidió acercarse.

"¿Qué haces aquí solo, Tomioka?" preguntó Sanemi, su voz dura, pero con un tono que indicaba algo más que simple curiosidad.

Giyuu levantó la vista y lo miró con sus ojos tranquilos. "Necesitaba un momento de paz", respondió, volviendo su mirada al agua. No había nada más que decir, o al menos eso creía él.

Sanemi se sentó a su lado, sorprendiéndose a sí mismo con el acto. No era uno que buscara compañía, y menos la de alguien como Tomioka, cuya personalidad siempre había chocado con la suya. Pero el silencio que compartían, lejos de ser incómodo, tenía un matiz reconfortante. Ninguno de los dos necesitaba hablar; ambos entendían el peso que cargaban, y en ese entendimiento, encontraron una extraña compañía.

El tiempo pasó, y esa mañana se convirtió en el comienzo de una rutina no planeada. Sanemi comenzó a visitar el arroyo más seguido, encontrando a Giyuu allí casi siempre. No hablaban mucho, pero la presencia del otro se convirtió en un bálsamo para sus heridas invisibles.

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Se que es algo corto, pero lo vale.
Dentro de unos momentos estaré subiendo la siguiente parte, díganme que les parece la idea hasta ahora ☺️

Saludos...