"El Último Respiro"

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Capitulo 5

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Meses pasaron, y con el tiempo, la marca de cazador en el cuerpo de Sanemi comenzó a manifestar su terrible maldición. Al principio, eran solo pequeñas molestias, una fatiga que no podía sacudir, dolores que recorrían su cuerpo después de entrenamientos que antes no le habrían afectado. Pero a medida que los meses se convirtieron en un año, los síntomas empeoraron.

Sanemi sabía que su tiempo estaba llegando a su fin. La misma marca que había acabado con Giyuu ahora se estaba cobrando su vida también, y aunque lo aceptaba con una especie de resignación, también había algo de paz en ello. No tenía miedo a morir; de hecho, en cierto modo, lo esperaba. No porque quisiera morir, sino porque deseaba estar junto a Giyuu una vez más.

Los días finales de Sanemi fueron solitarios, pero no carentes de significado. Se mantuvo alejado de los demás cazadores, no queriendo que lo vieran en su estado debilitado. Pasaba sus días entrenando en las montañas, empujando su cuerpo más allá de sus límites, como si estuviera tratando de escapar de la muerte a través de la pura fuerza de voluntad. Pero, por supuesto, no se podía escapar de lo inevitable.

Finalmente, un día, Sanemi sintió que su cuerpo ya no respondía como antes. El dolor era insoportable, y cada respiración se sentía como un esfuerzo monumental. Sabía que había llegado el momento. Decidió pasar sus últimos momentos en el lugar que había compartido con Giyuu, junto al arroyo que ahora era tanto un santuario como una tumba simbólica.

Se dejó caer junto al agua, su cuerpo finalmente rindiéndose a la fatiga y al dolor. Mientras observaba el cielo, su mente se llenó de recuerdos de Giyuu, de sus momentos juntos, de los sentimientos no expresados que finalmente habían salido a la luz en los últimos momentos de Giyuu.

Una sonrisa pequeña pero genuina apareció en los labios de Sanemi.

Sintiendo cómo la vida se le escapaba lentamente, miraba el cielo azul desde donde estaba acostado junto al arroyo. El dolor en su cuerpo había pasado de ser una punzada aguda a un entumecimiento que lo consumía todo, un signo claro de que su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin. La marca de cazador, la misma que había sellado el destino de Giyuu, ahora hacía lo mismo con él. Sabía que había llegado el momento de dejarse llevar.

El cielo, despejado y sereno, contrastaba con la tormenta de emociones que se arremolinaban en su interior. Sanemi no podía evitar pensar en todo lo que había dejado sin hacer, sin decir. Los recuerdos de Giyuu lo inundaron, y se dio cuenta de que, incluso en la muerte, Giyuu había dejado una marca indeleble en su corazón.

Giyuu... El nombre flotaba en su mente, como un susurro constante. Había algo de paz en saber que pronto estaría con él, pero también había una tristeza profunda en el hecho de que habían tenido tan poco tiempo juntos, tan poco tiempo para descubrir lo que realmente significaban el uno para el otro.

A medida que su respiración se volvía más superficial y cada latido de su corazón se sentía como el último, Sanemi cerró los ojos. El sonido del arroyo burbujeante a su lado, el susurro del viento en los árboles, todo comenzó a desvanecerse en un silencio apacible. "¿Es esto lo que se siente morir?"se preguntó, sintiendo cómo su conciencia comenzaba a resbalar.

En sus últimos momentos, el rostro de Giyuu fue lo único que pudo visualizar claramente. No su muerte, ni su cuerpo inerte, sino su sonrisa suave, aquella que apenas había vislumbrado en sus últimos momentos juntos. Se aferró a esa imagen mientras la oscuridad lo envolvía, y con un último suspiro, dejó que la muerte lo reclamara.
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Sanemi shinasugawa murió frente al altar de su amado...

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Saludos...

Cicatrices que desvanecenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora