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Alguien llamó a la puerta, lo que hizo que mi oportunidad para hablar con ella se desvaneciese.

-No me pienso levantar- Gimió Neklmata de cansancio

No me quedaba de otra que ir yo. Me acerqué a la piedra y la abrí. Era el servicio al cliente

-Buenos días señor, espero que esté teniendo una buena estancia. Ultimamte hemos tenido algún problemillas en el hotel con los adolescentes- Dijo el empleado- Y nos gustaría proteger un posible peligro con este regalo de cortesía de la casa- Dijo sacando un paquete de condones

No me jodas, ¿Condones? Venga ya, ni siquiera somos adolescentes

-Ya... Eh....- Decía-Mire, no somos adolescentes, somos mayores de edad, creo que sabemos lo que hacemos- Dije mirando al paquete de condones

-Oh... Vaya, error mío, lo siento mucho, señor-Dijo haciendo una reverencia- Aun que ya que estamos... Tome el paquete- Dijo con una sonrisa

-Claro... Gracias- Dije agarrando el paquete y cerrando la puerta lentamente

No sabía que cojones acababa de pasar ahora mismo, pero Nekomata no se podía enterar de todo esto. Guardé los condones en el cajón de la mesita de noche de "mi" lado de la cama. Al cerrar el cajón miré a Nekomata. Se encontraba dormida de manera tranquila, algo que me sorprendía sabiendo que yo estoy aquí. Sabía que en el fondo podía confiar en mi. Me quedé observándola con detenimiento, especificamente a sus labios. Tenían un ligero tono rojo los cules estaban húmedos y brillantes. Siempre que pienso en aquel día me arrepiento de no haber probado sus encantos. Casi de manera involuntaria llevé mi dedo índice a sus labios, acariciándolos lentamente

-Que blanditos están....~- Gemí de sospechosa alegría

Disfrutaba de mi alegría hasta que me di cuenta de lo que estaban haciendo. Quité rápidamente mi dedo de su labio

JODER....!- grité de manera ahogada- Esto no está bien- Susurré

Me tumbé en la cama, mirando al techo y pensando en todo lo que había ocurrido en pocos instantes. No duré mucho hasta quedarme dormido, cerrando mis ojos y respirando lentamente.

Parecía que el tiempo no pasaba, pero vaundo abrí los ojos lentamente pude ver cómo el calor invadía la habitación, haciendome saber que ya era por la tarde. Me giré para ver a Nekomata pero para mí sorpresa, ella no estaba. Me levanté de golpe, como si ella fuera una hija perdida que podría estar en peligro. Como la habitación era pequeña solo podía estar en un sitio, en el baño. Me acerque y llamé a la puerta

-Nekomata, ¿Estás ahí?- Pregunté

Nadie respondió. Llamé un par de veces más hablado la misma pregunta en bucle pero nadie respondía. Abrí la puerta de golpe para ver cómo em baño estaba vacío, con la luz apagada, no estába aquí. Ya podía hacerme a la idea de con quién había ido.

Como no tenía anda mejor que hacer, agarré mi traje de baño y me lo puse para ir a la piscina. Salí de la habitación y cerré la puerta. Mientras bajaba a la piscina se me pasó por la cabeza preguntar a Nicole en que habitación se encontraban Anby y Billy para... Bueno, sí, espiarlos, pero al final mi moral pudo con mis pensamientos y seguí camino a la piscina. Ya el la recepción miré a todos lados en busca de algún cartel con la indicación de la dirección de la piscina, pero al no lograr ver ninguno pregunté al recepcionista

Echoes of Steel and Feline HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora