Allí estábamos, atrapados en un callejón estrecho, rodeados por varios miembros de aquella banda. El señor y yo no sabíamos cómo reaccionar. Yo, por mi parte, podía sacar mis armas y tratar de luchar, pero tal vez ellos fueran mucho más rápidos que yo, y acabaríamos peor de lo que ya estábamos. La tensión era palpable en el aire, como un alambre tenso a punto de romperse.
—Vaya, vaya, pero mira quién ha decidido aparecer —dijo uno de los miembros de la banda, apuntándonos con una pistola en mano.
—Será mejor que no hagáis nada raro, ninguno de los dos, si no queréis acabar mal —agregó el otro, con un tono amenazante.
Mi cuerpo se llenaba de ira al darme cuenta de que no tenía más opción que mantener las manos en alto y seguir las órdenes de estos tipos. Podía sentir la rabia y la frustración burbujeando en mi interior, pero sabía que no era el momento de actuar impulsivamente.
—¿Para qué le queréis? —pregunté de repente, sorprendiendo a ambos asaltantes con la pregunta.
Uno de ellos se acercó lentamente, sin bajar el arma ni su propia guardia. Podía ver que intentaba intimidarme, pero lo cierto es que no parecía tan seguro de sí mismo.
—¿Y a ti qué más te da? No tenemos por qué contarte los planes del jefe —respondió el asaltante, tratando de sonar amenazante.
Al ver que no lograba generar el miedo que probablemente esperaba, vi mi oportunidad para hacer una jugada psicológica. Después de todo, había visto suficientes películas de este tipo, así que, aunque no tenía mucha experiencia, confiaba en mis habilidades... o al menos, en lo que creía que eran habilidades.
—Venga, hombre, ¿qué más da lo que hagáis? Seguro que al jefe ni le importa —dije con desdén. —Además, solo estoy cumpliendo con mi deber, no soy una amenaza para nadie —añadí, mientras poco a poco comenzaba a bajar las manos en dirección a la cintura, donde guardaba mi pistola.
La cara del asaltante cambió al instante. Su tono de voz se volvió ligeramente nervioso.
—Venga ya, somos lo más importante para el jefe —respondió, con una voz que ahora sonaba menos segura.
Al escuchar eso, supe que había tocado una fibra sensible. Este era el momento perfecto para soltar la risa más malévola y exagerada que pudiera imaginar, como en una película de Hollywood.
—A vuestro jefe solo le interesa este hombre de aquí al lado —dije mientras señalaba al señor. —Si os pasa algo a vosotros, no haría nada al respecto —terminé, mientras seguía bajando las manos hasta rozar el frío metal de mi pistola.
Al parecer, el otro asaltante se dio cuenta de lo que estaba haciendo y apuntó rápidamente hacia mí.
—¡¿Qué se supone que haces?! —gritó, con un tono de alarma en su voz.
Detuve las manos al instante, congelado en el lugar. Ya no sabía qué hacer. Estaba encañonado por dos asaltantes, y mis manos rozaban el arma. Necesitaba una distracción, pero la pregunta era... ¿qué tipo de distracción?
El tiempo estaba en mi contra. Podía ver la ansiedad en las caras de los asaltantes, y el gatillo estaba a punto de ser apretado.
Justo cuando ya pensaba que no había salida, escuché el sonido de algo cayendo y rodando por el fondo del callejón. Un sujeto había pasado corriendo, derribando una papelera en su camino. Los dos asaltantes se giraron al instante, apuntando al lugar de donde venía el ruido.
—¡¿Qué ha sido eso?! —dijo uno de los asaltantes, claramente nervioso.
Aproveché la distracción para intentar alcanzar mi pistola. Esta vez, lo logré. Saqué el arma con rapidez y apunté a uno de los asaltantes sin que ninguno se diera cuenta.
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Echoes of Steel and Feline Hearts
Fanfiction"Las cosas nunca salen como uno espera, y menos cuando se trata de algo tan impredecible como el amor. John lo sabe bien; su corazón late por una mujer especial a quien llama 'su gatita'. Pero el camino para conquistarla es incierto y lleno de obstá...