—¡AGARRAD VUESTRAS MALETAS QUE NOS VAMOS! —gritó Nicole, llena de entusiasmo, como si se tratara de una aventura épica.
Todos a su alrededor gritaban de emoción, pero yo no podía evitar mirarles desconcertado. ¿Por qué tanta motivación por unas vacaciones que, además, las organizaba Nicole?
Subí a mi habitación para preparar la maleta, metiendo lo necesario para el viaje. Al parecer, íbamos a pasar unos días en un hotel con piscina, tal vez para disfrutar de los últimos días de calor antes de que llegara el frío a Nueva Eridu. Rápidamente empecé a empacar: camisetas, pantalones, ropa interior... y, por supuesto, algunas armas, por si acaso teníamos que defendernos de alguna amenaza. Con lo que está pasando en Nueva Eridu, no se puede confiar en nada ni en nadie.
Fui al armario a buscar mis gafas de buceo y mi bañador, pero al abrir el cajón, me di cuenta de algo.
—Solo me queda uno... —susurré para mí mismo, un poco molesto. Tendría que planificar bien mis días en la piscina para no quedarme sin él.
Volví a la maleta, metí el bañador y las gafas, y me quedé unos segundos pensativo, sin saber qué más llevar. Después de un rato, decidí cerrarla y dirigirme al coche. Parecía que había tardado demasiado, porque cuando salí, todos ya estaban montados.
—¡Vas lento, colega! —se burló Billy, con su tono habitual de vacilón.
Me causaba una especie de asco interno todo lo que venía de Billy, pero decidí no darle más importancia.
—Ja, ja, muy gracioso, Billy —respondí, claramente irritado.
Me subí al asiento trasero, justo al lado de Nekomata. Apostaría lo que fuera a que este asiento fue idea de Nicole. Como el coche solo tenía cuatro plazas y éramos cinco, íbamos apretados, y eso hizo que Nekomata y yo estuviéramos prácticamente pegados.
—Bien, chicos, escuchen bien antes de salir de viaje —dijo Nicole, volviéndose para mirarnos a los de atrás—. Ya saben, nada de lloros, vómitos, fumar, beber... —enumeró una lista interminable de cosas innecesarias—... Y lo más importante, nada de besos ni cogidas entre vosotros, ¿de acuerdo? —terminó, con su sonrisa traviesa.
—Tengo una pregunta —dije, intentando romper el ambiente.
Nicole me miró, sonriendo de forma condescendiente.
—¿Es por el lugar? —preguntó, con esa risita suya que siempre me sacaba de quicio.
Miré de reojo a Nekomata. En realidad, el lugar no me incomodaba para nada.
—No —respondí, sin emoción—. ¿Tienes alguna obsesión con el sexo? —le pregunté, soltando una pequeña risa disimulada.
Nicole se sonrojó, pero no de vergüenza.
—Quizá —respondió, con una mirada burlona.
Últimamente, Nicole hablaba mucho de estos temas, y comenzaba a incomodarme.
Nicole giró la llave del coche y arrancó el motor, dándonos a entender que el viaje comenzaba de verdad.
Saqué mis cascos inalámbricos del bolsillo y me los coloqué, ignorando la charla entre Billy y Nekomata. Abrí "Nueva Tok", la plataforma de videos que me encantaba, y me distraje con las canciones mientras deslizaba el dedo. Me di cuenta de que solo tenía un 45% de batería, así que tuve que dividir mi tiempo entre mirar el paisaje casi inexistente fuera de la ventana y ver videos.
El viaje duró más de dos horas, lo que me dejó un dolor de cabeza bastante incómodo. Finalmente llegamos a un hotel de cuatro estrellas, algo que me sorprendió, teniendo en cuenta que era Nicole quien había pagado todo eso. Aparcamos y nos bajamos, cada uno con su maleta en mano.
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Echoes of Steel and Feline Hearts
Fanfic"Las cosas nunca salen como uno espera, y menos cuando se trata de algo tan impredecible como el amor. John lo sabe bien; su corazón late por una mujer especial a quien llama 'su gatita'. Pero el camino para conquistarla es incierto y lleno de obstá...