Durante las semanas siguientes, Cedric buscó excusas para encontrarse con Elara. Se topaban "casualmente" en la biblioteca o en sus paseos por el bosque. Cada vez que intentaba acercarse más, Elara mantenía su distancia, siempre cortés pero indiferente. Cedric, por primera vez en su vida, se sentía frustrado por no poder conquistar a alguien.
—Elara, ¿por qué siempre estás sola? —le preguntó un día mientras caminaban juntos por el bosque—. Tienes un aura tan especial. Estoy seguro de que muchos querrían ser tus amigos.
Elara se detuvo y lo miró fijamente, sus ojos violeta reflejando la luz del sol que se filtraba entre los árboles.
—Porque no busco lo que los demás buscan. No necesito compañía para sentirme completa. La soledad es mi refugio, no mi castigo.
Cedric sintió que sus palabras penetraban en lo más profundo de su ser. Nunca había considerado que alguien pudiera preferir la soledad a la compañía, y mucho menos que pudiera encontrar paz en ella. Sin embargo, su deseo de estar cerca de Elara solo aumentó.
Con el tiempo, Cedric comenzó a notar que Elara no solo era distante con él, sino con todos. No era solo que no quería una relación; parecía no querer ningún tipo de vínculo cercano. Decidido a ganarse su confianza, Cedric organizó un plan. Sabía que Elara era hábil en el manejo de la magia antigua, algo raro en el reino, y decidió pedirle que le enseñara.
—Elara, he oído que eres una maestra de la magia antigua —le dijo un día—. Yo... yo quiero aprender. ¿Me enseñarías?
Elara lo miró con una mezcla de sorpresa y escepticismo.
—¿Por qué querrías aprender magia antigua? No es algo que se enseñe a la ligera.
Cedric, consciente de que esta era su oportunidad, decidió ser honesto.
—Porque quiero entenderte mejor. Quiero saber por qué ves el mundo de la manera en que lo haces. No busco impresionarte, Elara, solo... quiero conocerte.
Por primera vez, Elara pareció bajar la guardia. Cedric notó un destello de tristeza en sus ojos, pero ella rápidamente volvió a su habitual compostura.
—Muy bien, Cedric. Te enseñaré, pero debes saber que la magia antigua no es solo poder. Es conocimiento, sacrificio y, sobre todo, respeto por lo que no comprendemos completamente.
Así comenzaron sus lecciones. Cada día, Cedric y Elara se adentraban más en los misterios de la magia antigua. Cedric aprendió a canalizar la energía de la naturaleza, a escuchar el susurro de los árboles y a comprender el lenguaje de las estrellas. Pero más que eso, comenzó a comprender a Elara. La razón de su distancia, su frialdad, no era desinterés, sino una profunda herida que llevaba en su corazón.
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Amor y respeto
FantasyEn el reino de Eldoria, Cedric, un joven noble y carismático, encuentra su vida transformada al conocer a Elara, una enigmática joven con un pasado doloroso. Atraído por su misterio, Cedric se embarca en un viaje de descubrimiento a través de la mag...