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Habían pasado cuatro días desde el beso con Richard en mi casa, tres días en donde no nos habíamos podido ver porque ya había empezado de nuevo a trabajar con las secciones de fotos pero a toda hora manteníamos hablando por teléfono en llamada o por mensajes
¿Los rumores? Pues habían aumentado obviamente después de que hayan salido videos de los dos saliendo juntos de la discoteca y también fotos de los dos adentro, habían salido videos míos con Karen bailando y hasta fotos donde Juan David se veía con una vieja casi comiéndose
Pero equis, la vida sigue
Hoy vería a Richard, al fin Dios mío. Aunque no íbamos a poder vernos tanto porque el solo vendría a recogerme para llevarme al estudio donde tengo una sección de fotos con Adidas, ¿y por que lo haría? porque ambos queríamos vernos pero no se había podido, así que toca aprovechar
Escuche el carro pitar y agarre mi bolso de una, revise que Tommy tuviera comida y agua suficiente mientras llegaba y salí de la casa encontrándome con Richard esperando apoyado en su carro, al verme sonrió y camino hacia a mi
— Ya quería verla — sus brazos me recibieron en un abrazo y lo abracé con la misma fuerza que él a mi, me dejó un beso en la sien y se separó levemente para mirarme — ¿y va tan bonita a una sección de fotos?
— No me tomarían fotos si me viera fea Richard
— Usted ni intentándolo se vería fea — Le sonreí como una boba por lo que dijo, me dejó un beso en la mejilla y caminamos hasta el carro donde me abrió la puerta y luego dio la vuelta para subir él
— Gracias por llevarme
— Lo que sea con tal de verla — y ahí estaba esa sonrisa
— ¿Me extrañó?
— Después de ese día era imposible no hacerlo, que tortura no poder verla
— Le dije ayer en la noche que viniera — me reí al recordar lo qué pasó
— Uy usted es muy conchuda a lo bien — el negó riéndose mientras prendía el carro para iniciar a manejar
— ¡Fue sin querer! — me reí también
— Como se va quedar dormida en mitad de la llamada mientras yo me organizaba para venir a verla — solté una carcajada — me dejó peinado y alborotado, con los crespos echos
— Ay no — no podía dejar de reírme
— Me tocó volver a ponerme la pijama... y es que se sigue riendo la muy conchuda, antes debería es estar ofendido y no venir a verla hoy
— A llorar a la lloreria mijo — sentí un pellizco en mi pierna y me quejé, luego me sobo la pierna — hubiera venido igual, me despertaba
