02. Hospital

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Estacione cuando llegue al hospital y corrí hasta la entrada pero ni siquiera sabía ellos donde estaban, saque mi celular para llamarlos pero ya había un mensaje ahí

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Estacione cuando llegue al hospital y corrí hasta la entrada pero ni siquiera sabía ellos donde estaban, saque mi celular para llamarlos pero ya había un mensaje ahí

Número desconocido
Estamos en urgencias, consultorio 8

Corrí hacia urgencias y pregunté donde estaba el consultorio 8 hasta llegar allá, toque la puerta con fuerza y me abrió un niño pequeño

— Tio ya llegó la tía de Camilo — él niño habló y yo entré encontrándome con Camilo sentado en la camilla apoyado a la pared con gasas en la nariz y su ropa manchada de sangre

— Dios mío su papá me va matar — me pase las manos por la cara viéndolo — esto no puede estar pasando

— Fue culpa mía — me giré viendo a la persona que me hablaba, un man de casi metro noventa, morenito y con el cabello con mechas rubias me observaba con pena. Si no estoy mal este es el man que vi bajando del carro cuando fui a llevar a Camilo, y me retracto de lo que dije porque de frente está más bueno que de espaldas

Eavemaria, ¿esto es lo que hace Dios cuando está contento?

Ay marica, me eleve

— ¿Usted fue el que lo golpeó?

— Es que estábamos jugando un partido de fútbol, tía — mire a Camilo — y yo estaba de portero

— ¿Y que, tapó el balón con su cara o que? — escuché al man reírse y lo mire mal — ¿y usted no está muy cucho para andar jugando con niños?

— Los niños me pidieron que jugara con ellos, de verdad que fue sin querer el balonazo no era mi intención lastimarlo y que terminara acá en el hospital

Respire tocando el puente de mi nariz

— Ya que, no se preocupe. ¿Que le han dicho?

— Que la nariz está un poquito hinchada pero ya dejo de sangrar, ya solo hay que esperar que regrese el médico para ver que me le manda — asentí y me senté en un sofá que estaba ahi

— Bueno al menos no es nada grave — él se sentó a mi lado igualmente

— De verdad que pena con usted

Mire a Camilo que estaba sentado con su amigo Thian a su lado jugando algo en el celular, al menos parecía no dolerle

— Tranquilo que los accidentes pasan, no creo que haya sido aposta

Él se quedó callado apretando sus labios

— ¿Que? — lo mire — ¿o si pretendía volverle mierda la nariz a mi sobrino?

— Eso no, pero pues...si era mi intención meterle el gol como sea — sonreí burlona — pero no contaba con que lo iba a tapar con la cara como usted dijo

Confort - Richard RiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora