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Sentí alguien moverme en la cama, cerré más fuerte mis ojos pero me seguían moviendo, bufé antes de darme la vuelta al otro lado de la cama envuelta en la cobija
— Vane — escuche la voz de Richard pero me seguí haciendo la boba, quería seguir durmiendo — vane
Hice un sonido entre dormida para que hablara
— Despierte — negué con mi cabeza arropándome más, lo escuché reír
— Cinco minutos — susurre
— Ya casi me voy a entrenar
Ahora si que me pude despertar un poco, con un ojo abierto y uno cerrado me volteé a mirarlo viéndolo de arriba abajo con una camisa manga larga de la selección Colombia de color blanca y una sudadera negra. Fruncí mi ceño sin entender nada, me pase los dedos por los ojos tratando de despertarme más
— El partido verdad — susurre al acordarme, lo volví a mirar y me senté mejor en la cama
— Buenos días — me dijo sonriendo y se acercó a dejarme un beso en la mejilla — ¿cómo durmió?
— Demasiado bien — me estiré alzando mis brazos — ¿y vos?
— La tuve pegada a mi toda la noche, ¿cómo cree? — me reí — dormí muy bien
— Es que tenía mucho frío — ambos nos reímos, me quite las cobijas de encima sintiendo el frío llegarme en mis pies — está haciendo mucho frío, ¿a cuantos grados estamos?
— Estamos a 21° — bufé y me pare hasta el baño para cepillarme, Richard me siguió quedándose en el marco de la puerta observándome
— ¿Que? — pregunté con el cepillo y crema en la boca, se rio caminando hasta quedar atrás de mi poniendo sus manos en mi cintura
— Nada, me alegra mucho tenerla acá — me dejó un beso en el hueco de mi cuello haciéndome erizar la piel, sonreí y me lave las manos — ¿me va cortar el pelo?
— ¿Ah? — pregunté de una confundida y me giré para verlo — ¿que? esos arranques cuáles son
Él se rio
— Tengo estos mechones de acá muy largos y me van estorban al jugar — observé su cabello y si era verdad pero a mi me daba miedo meterle tijera
— No a mi me da miedo cagarle el pelo
— No se tiene que adentrar mucho, simplemente bajar algunos mechones — apreté mis labios dudosa — al menos un poquito
— ¿Por que no le dice a alguno de su equipo? — me miro mal, bufé — es que a mi me da miedo
— Eso no es nada, solo es pelo — me dio un beso tratando de convencerme, asentí rendida — yo le voy diciendo por donde corta
— Bueno, conste que si le cago ese pelo es culpa suya
