Capitulo Nueve

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Fluke estudio el rostro de Ohm mientras desayunaban en el patio del ala del palacio que les correspondía. El entorno era precioso y él se sentía en paz. El suelo era de mosaico y una fuente mantenía el ambiente fresco. Palmeras y arbustos daban sombra y macizos de flores rodeaban la zona donde se comía.

Ohm leía la información económica en la tableta.

–Esta noche tengo que hablar contigo –dijo Fluke. Si se lo anunciaba por anticipado, no podría volverse atrás.

–¿De qué? –preguntó Ohm dirigiéndole una mirada inquisitiva que lo dejó clavado en el asiento y lo puso muy nervioso.

–De algo importante que tenemos que discutir. A Ohm no le gustaba que lo tuvieran en vilo.

–¿Por qué no lo hacemos ahora?

Por suerte, Dalil apareció en ese momento y los saludó con una inclinación de cabeza. Ohm se levantó sonriendo a recibirlo. Su cortesía a la hora de atender a las constantes peticiones no dejaba de sorprender a Fluke. Era demasiado tolerante, y él esperaba que lo fuera cuando le dijera que esperaba un hijo.

Necesitaba disponer del resto del día para pensar la forma correcta de confesárselo, por lo que había sido muy oportuna la interrupción de Dalil.

Fluke se había dado cuenta de que en el palacio real se desarrollaba una actividad frenética. Todos tenían su papel y su horario, incluso él. Por la mañana recibía clases para aprender la lengua del país, así como su historia y cultura.

«Debes conocer todo lo referente a nuestro país, porque puedes quedar en evidencia», recordó que Ohm le había dicho. «Te harán preguntas en los actos sociales a los que acudamos. Espero que no te importe volver a la escuela».

Fluke se limitó a reírse y a negar con la cabeza mientras se preguntaba qué sentido tenían aquellas clases, cuando solo sería su esposo un año, como mucho.

Sin embargo, al principio de esa semana acudieron a una cena en una embajada y él agradeció poder tomar parte en una conversación sobre los acuerdos de Alzara con uno de los países vecinos.

Solo habían transcurrido dos semanas desde el funeral de su madre. Sus tíos no fueron, lo que a Ohm le pareció una falta de decoro. Esa noche, mientras hacía la maleta, él estuvo fuera un par de horas y volvió con los dos estuches de joyas que él ya conocía. Maravillado, contempló el conjunto de perlas y el broche que habían pertenecido a su madre.

Miró a Ohm y le preguntó

–¿Cómo has conseguido recuperarlos?

–Me he limitado a decirle a tu tío que tenía que devolvértelos. Se ha disculpado y ha echado la culpa a tu tía de habérselos apropiado. Creo que tus tíos estaban tan acostumbrados a aprovecharse de tu bondad que suponían que se saldrían con la suya. Ahora saben que no es así –concluyó con satisfacción.

–Gracias, muchas gracias –dijo Fluke, contento de que hubiera entendido lo valiosas que eran para él aquellas joyas.

A punto ya de volver a Alzara, creyó que sería fácil hallar el momento óptimo para decirle que estaba embarazado. Por desgracia, cuando llegaron, él tuvo que trabajar muchas horas y estaba muy ensimismado. Únicamente estaban verdaderamente solos en la cama, pero él no quería arruinar aquellos momentos de confianza y relajación con la noticia.

Solo ahora, cuando llevaba dos semanas retrasándolo, se dio cuenta de que no había un momento justo para semejante confesión y que este no iba a influir en la reacción de Ohm.

Príncipe por accidenteWhere stories live. Discover now