Capítulo 5

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La cafetería bullía de actividad cuando Naruto llegó para su turno, el aroma del café recién hecho y el murmullo de las conversaciones ofreciéndole una bienvenida distracción de sus pensamientos. Se dirigió a la parte trasera para prepararse, saludando a sus compañeros con una sonrisa que no alcanzaba del todo sus ojos. Hinata, notando su estado de ánimo, se acercó para ofrecerle su apoyo, pero Naruto la tranquilizó con una sonrisa forzada y un agradecimiento sincero.

La mañana transcurrió en un borrón de pedidos de café, pasteles y sándwiches. Naruto se movía mecánicamente, su mente dividida entre las tareas en mano y los pensamientos que no dejaban de dar vueltas en su cabeza. Estaba en medio de preparar un latte cuando la campanilla de la puerta sonó. Por costumbre, levantó la mirada para saludar al nuevo cliente, y su corazón dio un vuelco al reconocer a la elegante figura que acababa de entrar.

Mikoto, tan hermosa y grácil como siempre, se acercó al mostrador con una sonrisa cálida—. Naruto, cariño —dijo, su voz llena de afecto—. Qué alegría verte.

—Señora Mikoto —respondió Naruto, sorprendido por lo genuina que sonaba su propia voz—. Es un placer tenerla aquí.

Mikoto se inclinó sobre el mostrador, bajando la voz como si estuviera compartiendo un secreto—. En realidad, tengo un motivo oculto para mi visita —dijo, sus ojos brillando con entusiasmo—. ¿Crees que podrías presentarme a la dueña de la cafetería?

Naruto parpadeó, confundido—. Claro, pero... ¿puedo preguntar por qué?

—Oh, verás —Mikoto comenzó a explicar, su entusiasmo contagioso—, estamos organizando el Festival del Sol para recaudar fondos para el refugio de animales. Pensé que sería maravilloso si la cafetería quisiera participar. Estamos planeando un desfile de mascotas con lindos vestidos, ¿no es adorable?

Naruto no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo de Mikoto. Por un momento, se sintió transportado a tiempos más felices, cuando él y Sasuke solían ayudar en eventos como este.

—Claro, le preguntaré a Tsunade-sama —respondió Naruto—. No puedo prometer nada, pero haré lo posible por convencerla.

La sonrisa de Mikoto se ensanchó aún más—. ¡Eso es todo lo que pido, cariño! Ah, y también me llevaré un par de esas deliciosas galletas de chocolate.

Mientras Naruto empaquetaba las galletas, Mikoto lo observaba con una mezcla de cariño y preocupación. Cuando le entregó la bolsa, ella tomó su mano por un momento.

—Te ves bien, Naruto —dijo suavemente—. Espero verte pronto en casa, ¿de acuerdo?

Antes de que Naruto pudiera responder, Mikoto se inclinó sobre el mostrador y le dio un beso en la mejilla. El gesto, tan maternal y familiar, casi hizo que Naruto se quebrara allí mismo.

—Lo intentaré, señora Mikoto —logró decir, su voz un poco ronca.

Mikoto asintió, le dio un último apretón en la mano y se fue, el tintineo de la campana marcando su salida. Y no pudo evitar sonreír, todo lo que se trataba de la señora Mikoto casi lo podía sentir como un misterio. No quería creer que Sasuke le hubiese dicho a su madre donde trabaja, si incluso después de cambiar de trabajo, ella ya estaba allí ofreciéndole una sonrisa para quedarse una hora sentada en una esquina, trabajando con toda la calma, mientras él solo le daba algunas miradas para saber si necesitaba algo más.

Agradeció internamente que dejará de mencionar a Sasuke cuando venía, ni siquiera mencionaba algo sobre su 'posible relación'. Ella solo sonreía y siempre le deseaba lo mejor. Fue así como sus visitas inesperadas ya no podían sorprenderlo tanto como antes. Fue el suave toque de Hinata en su hombro lo que lo trajo de vuelta a la realidad.

Enamorado del idiota; SasuNaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora