Capítulo 8

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El sonido de la campanilla en la puerta de la cafetería hizo que Naruto levantara la mirada desde la mesa donde se encontraba, revisando unos apuntes para sus exámenes finales. A esas alturas, el estrés de la graduación lo tenía bajo presión constante, y pasar las mañanas en su propia cafetería le daba un respiro de tranquilidad. Sin embargo, al ver quiénes entraban por la puerta, la expresión de Naruto pasó de la concentración al alivio y la alegría: Deidara y Kurama. Su hermano mayor y su mejor amigo juntos en el mismo lugar; una combinación que solía ser impredecible, pero siempre divertida.

—Vaya, vaya, mira quién sigue atrapado en esta cafetería —bromeó Deidara, dándole a Naruto una palmada en el hombro antes de sentarse frente a él.

—Atrapado y con una sonrisa, lo cual es raro en ti, Naruto —comentó Kurama, mientras tomaba asiento a su lado, su tono calmado, pero con un brillo de burla en los ojos.

Naruto sonrió ampliamente, encogiéndose de hombros.

—Ya saben cómo es esto. O se acepta la rutina o se enloquece en el proceso —respondió, tomando un sorbo de su café.

Deidara rió, echando la cabeza hacia atrás.

—Parece que sobreviviste al menos —bromeó Deidara, acomodándose en la silla junto a él—. Aunque no sé si prefiero verte encerrado aquí entre montañas de libros o en un lugar mejor... como el que te ofrecí.

Naruto suspiró, sabiendo que este era un tema recurrente desde que Deidara le había sugerido dejar todo e irse con él a la exhibición de su trabajo en el extranjero. Había sido tentador, en su momento, pero Naruto sabía que había cosas que lo mantenían aquí, y más allá de eso, tenía sus propios planes, su propia meta.

—Ya te dije, Dei. No podía soltar la universidad en el último minuto. Estoy a punto de graduarme, ¿recuerdas? —respondió Naruto, mirándolo con una mezcla de determinación y cansancio—. No me voy a rendir ahora.

Kurama asintió, sonriendo como si ya hubiera escuchado la explicación de Naruto muchas veces.

—Además —continuó Naruto, con un tono un poco más ligero—, si me hubiera ido contigo, habría dejado a Sasuke sin siquiera intentar... bueno, todo esto. —Se encogió de hombros, sin saber exactamente cómo describir la situación actual con Sasuke, pero su sonrisa lo delataba.

Kurama y Deidara intercambiaron una mirada, y Naruto, que los conocía demasiado bien, supo de inmediato que esa era la señal de que iban a lanzarse al ataque con algún comentario.

—Entonces —empezó Kurama, mirándolo con una sonrisa traviesa—, ¿Sasuke realmente lo está haciendo bien? Porque si no, ya sabes que aquí tienes un equipo dispuesto a ayudarte a escapar...

Naruto soltó una carcajada, sorprendiendo a algunos de los clientes que estaban más cerca. El comentario de Kurama, aunque en broma, resonaba de una forma que lo hacía sentir protegido. Sabía que tanto él como Deidara solo querían asegurarse de que estaba bien, y que no volvería a sufrir lo que había pasado antes con Sasuke.

—No creo que lleguemos a tanto, Kurama —dijo Naruto, todavía riendo mientras agitaba la mano—. Sasuke ha cambiado. Quiero decir, está haciendo todo lo posible para que las cosas funcionen entre nosotros. Se está esforzando, aunque aún tiene ese aire serio de siempre.

Deidara suspiró, mirándolo con una mezcla de aprobación y resignación.

—¿Sabes? —dijo Deidara, bajando un poco la voz, aunque manteniendo su sonrisa—. No voy a mentirte, hermanito. Lo único que quiero es verte feliz y que no te lastimen otra vez. No con flores que te dan alergia.

—Ya les digo que estamos yendo bien. Esta guardando los detalles necesarios.

—¿Seguro, Naruto? —preguntó Kurama, su tono seco, pero con un brillo en los ojos—. Digo, si Sasuke falla otra vez, no te sorprendas si este tipo... —dijo, señalando a Deidara con la cabeza—, viene directo a tu puerta con una pala y una furgoneta para "solucionarlo".

Enamorado del idiota; SasuNaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora