Capítulo 5

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La verdad es que podría haber sido peor.

A Louis le gritaron y le amenazaron con echarlo del equipo si decía que Eleanor había sido solo una novia falsa. Le dieron permiso para salir en público con Harry, cogerse de la mano, twitearse, besarse y abrazarse en el campo de fútbol si querían, hacer lo que quisieran siempre y cuando Eleanor no fuese mencionada, y si lo era, en una entrevista o por un fan, tendría que decir que era bisexual.

Así que sí, podría haber sido peor.

Harry estaba totalmente feliz de poder salir públicamente y cogerse de la mano con su novio delante de todo el mundo, delante de las cámaras. Se sentía libre, como si flotara, y solo había pasado un día.

Louis se sentía aliviado, como si se hubiera quitado un gran peso de encima, como si pudiera volver a respirar de nuevo, y estaba feliz porque Harry era feliz. Porque todo el tiempo que había pasado se había sentido como si estuviera arruinándole la vida a Harry, por forzarle a mantener una relación secreta, y se odiaba a si mismo por eso. Pero ahora, ahora estaba bien, podían salir por ahí sin preocuparse de si un paparazzi les sacaba una foto mientras se besaban o mientras se cogían de la mano o se susurraban cosas al oído.

—Cariño, ya deberías estar en el campo —dijo Harry mientras se cruzaba de brazos, de pie frente a la puerta y con la bolsa de deporte de Louis colgada del hombro.

Louis se puso boca abajo, ocultando la cara en la almohada, ya vestido con la equipación del equipo.

—No quieroooo ir —se quejó, mirando a Harry con una mueca y ojos suplicantes.

Harry suspiró y se sentó al borde de la cama, acariciándole la espalda y los muslos.

—Lou, va a ir bien, te lo prometo —murmuró, dándole un beso en mitad de la espalda, acariciando con la nariz su camiseta—. Estoy seguro de que no te van a tratar diferente, amor —añadió en voz baja, poniéndose de pie y cogiendo a Louis en brazos como si fuera un niño.

—Harryyyyy —se quejó Louis, pataleando con los pies, y ocultando la cara en el hueco del cuello de Harry.

Harry lo llevó hasta el salón y lo colocó en el sillón.

—No me han visto desde que nos besamos —murmuró, mirando hacia abajo con el ceño fruncido, retorciéndose los dedos en el regazo.

—Irá bien —dijo Harry con suavidad, besando a Louis en la cabeza y ayudándole a ponerse las botas de fútbol—. Si nos damos prisa, podemos llegar allí en diez minutos —dijo, consultando la hora en su reloj y poniéndole sobre los hombros su abrigo a Louis.

El chico mayor se sorbió la nariz y se puso de pie, con las manos metidas en los bolsillos, ignorando la mirada que Harry le estaba echando.

—¿De verdad que no quieres ir? —preguntó Harry con un tono suave, frotándole los brazos lentamente, dando un paso para estar más cerca y acariciarle las mejillas.

Louis levantó la mirada y envolvió los brazos a su alrededor.

—¿Vas a darme el beso de buena suerte?

A Harry se le derritió el corazón y no pudo evitar que se le escapara una sonrisa.

—Por supuesto, Boo.

***


El beso de buena suerte de Harry no ayudó mucho ese día.

Louis casi llega tarde. Tuvo que correr hasta el vestuario y por los pasillos para llegar al campo cuando nombraban a los jugadores y mientras llegaba al banquillo con los demás y decían su nombre, la gente empezó a abuchearle. Haciendo que el corazón le palpitara con más fuerza en el pecho y se le revolviera el estómago.

Manos Mágicas (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora