"Ha habido maricones toda la historia de la humanidad. Toda la historia."

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La puerta se abrió lentamente, emitiendo un leve chirrido, y ambos entraron en el oscuro interior. Justo cuando la luz del exterior comenzaba a desvanecerse, Juanjo se quedó quieto observando la escena.

Martin y Dani estaban en el sofá, abrazados, completamente absortos en un beso que parecía borrar el mundo exterior. Juanjo sintió una punzada de incomodidad y algo más que no quiso reconocer. Los dos estaban tan concentrados el uno en el otro que no se dieron cuenta de su presencia.

Justo cuando Juanjo estaba a punto de retroceder, Denna entró golpeándole levemente el hombro y al ver la escena, esbozó una sonrisa burlona y se acercó a la nevera con naturalidad, como si esto fuera algo de todos los días. Abrió la puerta y sacó un par de cervezas, las agitó ligeramente y luego se volvió hacia Juanjo.

—No pongas esa cara hombre—susurró con una risa divertida mientras pasaba junto a él. Juanjo, todavía impactado, simplemente la siguió. Ambos salieron de nuevo a la calle, y Denna soltó una carcajada en cuanto la puerta se cerró tras ellos.

—¿Viste sus caras? Parecían sacados de una película cursi —dijo Denna, dándole una cerveza a Juanjo, quien aceptó sin decir nada.

—Sí, me... sorprendió un poco —admitió Juanjo, sintiendo aún el ligero mareo del alcohol y la tensión acumulada en la noche.

Los dos amigos caminaron juntos hacia la plaza, dejando atrás la casa en la penumbra. Las risas de Denna fueron un bálsamo para la incomodidad que Juanjo sentía. Poco a poco, comenzó a relajarse mientras se dirigían de nuevo a la fiesta, donde el bullicio de la gente y la música en vivo los esperaba.

*****

A la mañana siguiente, Juanjo se despertó con los primeros rayos de sol que se filtraban a través de las persianas.

Hizo lo primero que hacía cada mañana, mirar el móvil, al encenderlo pudo ver una notificación.

"Naiara"
Yuanyuuuuu
Te exanos de meniz pur aqui
Ven:(
1 video

Sonrió al ver que seguramente debido a las copas que llevaría encima su amiga, no había conseguido atinar a las letras correctas. Al pulsar sobre el vídeo pudo ver a todos sus amigos cantando su canción favorita,

Quiero entrar
En tu garito con zapatillas
Que no me miren mal al pasar
Estoy cansado de siempre lo mismo
La misma historia y quiero cambiar
Me da pena tanta tontería
Quiero un poquito de normalidad
Pero, a ver, mírame y dime
"Tronco no veo mi sitio y no puedo aparcar"

Estoy muy harto
De que me digan: "si no estás en lista, no puedes pasar"
Solo entran cuatro
Tenemos zona super-mega-guay y nunca la verás

Abarrotado
Hay aforo limitado y ahora toca esperar, y, y
Nos han multado
Y tu coche se ha llevado la grúa municipal

Al final de el vídeo todos decían que le echaban de menos.

Juanjo sintió pena como no había sentido estos días atrás, daria lo que fuera por estar con sus amigos.

Aun así se desperezó, sintiendo el peso de la noche anterior en su cuerpo. Bajó las escaleras de madera que crujían a cada paso, y el olor a café recién hecho lo atrajo hacia la cocina.

Su madre estaba sentada a la mesa, hablando por teléfono con su tono de voz suave pero firme.

—Conchi, ya te dije que el café hoy es en casa de Susana no de Monica.

Nuevo verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora