Capítulo nueve: Los Ojos de la Bestia

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Sinopsis del capítulo anterior:

Tras partir hacia el pueblo de Roca Falsa, Zhèng Lí y Elina conversaban contándose cosas sobre ellos para conocerse un poco más durante el camino, así podrían tener más confianza entre ellos y aliviar las tensiones de antes. Elina reveló su amargo pasado; el cual lo dejó un poco helado y mientras ellos encaminados hacia el punto de interés de Zhèng Lí estaba Isolda, explorando y recordando todo aquello que dejó atrás al irse de allí por la muerte de su padre y mentor. Cuando llegó a su antigua casa vió los “fantasmas” del pasado, meros recuerdos vividos que le llamaban hacia las tumbas de sus difuntos padres; dándole un amargo sabor de boca que le hizo perder su buena actitud, dejándola reflexiva y apática.

Capítulo nueve: Los Ojos de la Bestia

Los ojos de Isolda habían perdido el brillo de su alma, tras revisitar donde yacían sus padres y pasar por todo rincón de aquel pueblo, ella volvió allí donde fue acogida como una hija, se sentó en los escalones de su antigua casa, la casa de Robert Woodstick. Mirando al cielo como estaba anocheciendo y sintiendo el frío asentarse sobre su piel, sin darle importancia cual estatua se quedó quieta mirando el cielo toda la noche; le habían arrebatado todo hasta su espíritu. Sus ojos estaban clavados en las estrellas, su cuerpo estaba inerte como sin vida estuviese, solo cambio su vista hacia sus armas, pudiendo escuchar una voz desconocida llamándola hacia la espada; de pronto un fugaz recuerdo le trajo la identidad de esa voz; era una mujer, la mujer que estaba con los incursores que la tanto acosaron para asesinarla; los ojos de aquella mujer le invadieron completamente. Una gran sed de sangre lograba transmitir, hasta en un recuerdo tan antiguo en su memoria. Isolda congelada con los ojos bien abiertos en shock recordó la sensación de temor infundida por aquella bestia asesina con ropas y armadura –Un animal, ella es un animal…-, las lágrimas cayeron por su atónito rostro sus ojos de color verde se hacían cada vez más un verde más intenso de la impresión, su corazón partido en millones de pedazos, su alma vuelta una sombra oscura densa, su cabello rojo le recordaba a la sangre que siempre tuvo que ver en todas partes fuera donde fuera, su cabello era símbolo de sangre. La dama carmesí había tomado el lugar de su mentor aquella noche mientras lloraba en nombre de sus padres y Robert, El Gran León Rojo, por todas las almas en pena de aquel pueblo. Ella había tomado el trono sangriento el cual al nacer el mismo destino se lo reservó, la dama carmesí ahora sería una realidad, su nombre había dejado de existir como título ante las personas.

En esos momentos Zhèng Lí sintió una mala sensación en el pecho, de pronto miró hacia el cielo y juró ver una estrella roja muy intensa, un mal presagio para él significaba, la marcha nocturna en caballo se volvió silenciosa. Hasta que unos hombres cubiertos de pieles y ataviados con unas armaduras rusticas y ligeras, los emboscaron cortando el camino. Se trataba de bandidos de caminos, los hombres pidieron todas las pertenencias de Zhèng Lí y Elina, pero ella decidió bajarse de la yegua y encarar la lucha sola, ya que Zhèng Lí estaba herido y no podría pelear en ese estado. 10 hombres contra una ex guardiana real del norte, la dama de hierro contra unos rastreros asesinos; ésta pelea le mostraría mucho a Zhèng Lí, quien con sus pocas fuerzas tomó su sable y las riendas de la yegua, preparado para apoyar a su escolta. Estos hombres poseían arcos, lanzas, martillos y espadas, no estaban mal armados, pero Elina una mujer curtida, un demonio con armadura no les haría fácil el trabajo, con su escudo rodela y lanza se enfrentó a los que tenían arcos, empalándolos con ella; luego cargó contra los más pesados, con lanza en mano. Pero le fue complicado, perdió la lanza de las manos; desenvainó su espada corta y retrocediendo guardando distancia, fue sorprendida por la carga de Zhèng Lí quien montado le cortó el cuello al atacante de Elina, ambos formaron un equipo homogéneo, una dama de armas y un peleador, una unidad de dos perfectamente coordinados. Quedaban 6 hombres de los 10, Elina cerró distancia hacia ellos, Zhèng se mantuvo lejos, no podía poner en peligro a la yegua, asique se alejó para darle espacio a ella. Lentamente se acercó y dos de ellos la rodearon por los lados, el resto la cerró en un círculo, en eso Zhèng Lí atento miró con calma y vió la lanza de Elina en el suelo, asique se bajó de la yegua, corrió a tomarla y luego ataco con técnicas de lanza que su maestro le enseñó, matando por sorpresa a uno de los bandidos. Su fuerza no es mucha, pero atraer la atención hacia él fue buena idea para que ella aprovechara la brecha y atacara fuertemente y matara uno tras otro, mientras su compañero se alejaba manteniendo la lanza firme, pero su brazo herido no le dejó más opción que solar la lanza y correr cojeando hacia la yegua.

Zhèng Lí no podría atacar de frente, en ese estado no era menos que un peso muerto, se había arriesgado a que lo mataran o que lo hirieran peor, su brazo y pierna no podrían funcionar bien, aun así, mató a dos hombres ayudándola a ganar la contienda. Luego de matar a los 10 bandidos Elina vió muy agitado a su compañero, su brazo entumecido y pierna temblorosa, los dos sin decirse una palabra habían luchado como uno solo, entendiendo el lenguaje del silencio. Ella revisó las heridas de Zhèng y cambiar sus vendajes, -Te felicito, tienes un gran manejo de la lanza…¿tu maestro te enseñó?-, a lo que él respondió –La lanza forma parte del entrenamiento para todo peleador y artista marcial, es así en mi país, es el rey de las armas; si dominas la lanza dominas el resto de las armas-, Elina sorprendida le dijo –Es increíble que no seas un soldado o un guardaespaldas, no todos pelean así con un con brazo inutilizado, tu país es famoso por su arte marcial, son fieros luchadores y maestros, mis respetos para tu maestro, Zhèng Lí; pero no debes arriesgarte de esa manera… casi te mata ese hombre del martillo cuando dejaste caer la lanza, tampoco puedes huir con tu pierna así, pero gracias por ayudarme cuando me rodearon-. Zhèng Lí guardó silencio, prefirió no responder a lo que Elina le había dicho.

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⏰ Última actualización: Aug 10 ⏰

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