09. Años

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—¡Y tenemos renovación! ¡Red Bull confirma a Checo Pérez como su piloto por dos años más! —Mencionó uno de los narradores de F1TV.

—Así es, ¡qué fortuna tener durante más tiempo a la magnífica dupla de los toros! Definitivamente no creo que haya mejor candidato que él para ser compañero del actual tricampeón del mundo —Pronunció Juan Fossaroli con enérgico tono, genuinamente feliz de saber que el mexicano continuaría al lado de Verstappen y seguiría corriendo.

—Ojalá veamos un mejor desempeño en Sergio este año —Soltó el primer comentarista.

Juan lo miró con una expresión de pocos amigos.

—Creo que ganar el subcampeonato da mucho de qué hablar y de qué entusiasmarse. Nadie pudo haberlo hecho mejor que él, y como bien dijo Sergio, si tuviera otro compañero de equipo, brillaría más; ¡hasta el propio Max lo aceptó! —Añadió el hombre de cabellera rubia — Pudimos ver desde hace dos temporadas lo difícil que fue para Checo Pérez, pero al día de hoy parece mucho más recompuesto. Hay que tomar en consideración la salud de los pilotos y, en general, de los deportistas. Esperemos que esta temporada sea increíble para todas las duplas, pero, si te soy honesto, apuesto por Red Bull con seguridad.

Juan Fossaroli no se abstiene de mostrar su apoyo a Red Bull y, cautelosamente, a Checo Pérez.

La transmisión seguía, mientras tanto y en el garaje de Red Bull estaban Max, Sergio y Christian hablando juntos.

—Tómenlo con calma. Recuerden que debemos sacar todos los datos para poder tener una buena carrera —Palmeó el hombro de Max. Poco después volvió a mirar a Sergio — Todo saldrá bien. Corran como siempre pero dando un poco más — Sonrió ampliamente el omega dominante.

La dupla asintió.

—Vayan a prepararse —Soltó a Max, palmeó el antebrazo de Checo con amabilidad y se apartó de ambos, dejándolos a solas un momento.

Sergio y Max intercambiaron miradas.

—Suerte, Max.

Emilian asintió.

—Suerte —Añadió.

Estrecharon sus manos un momento y se apresuraron a apartarse del contrario con el fin de dirigirse a su lugar de trabajo y quizás, no levantar sospechas. Ahora, todo mundo hablaba de las miradas que Max le enviaba a Sergio, lo mucho que sonreía a su lado y lo invasivo que era con su espacio personal. Pero ahora no era del único del quien murmuraban, sino también de los deslices y el afecto que Pérez tenía hacía Verstappen.

A partir de ahí, es que los acercamientos furtivos volvieron. Cada uno invadiendo y aprovechando cualquier momento y excusa para tocar el cuerpo del contrario.

Tras cumplir los dos años, Max se dedicó a cortejar a Sergio (con el permiso de este último) y hacer las cosas correctamente. No queriendo lesionarlo ni obligarlo a nada que no quisiera hacer.

Y cuatro meses después, ambos iniciaron una relación. Siendo el salvavidas de ambos, el cálido abrazo que necesitaban y el silencio cómodo que anhelaban.

Más no hablaron de formar una familia más allá de ellos dos, inseguros. Pero eso no evitó que aprendieran a explorar los límites del amor y caminar mucho más lejos de estos, se adoraron y veneraron mutuamente, se comprendieron y convirtieron en el verdadero hogar calmo y hermoso que siempre idealizaron y anhelaron en tener.

Se amaban.
Destinos a estar unidos en esa y en otras vidas, por cientos de miles de eternidades.

Y el tiempo avanzaba, ellos crecían al lado del otro y nuevamente, volvían a confiar en sí mismos y en su realidad.

Casi tres años bastaron para que Sergio pudiera concebir sin sufrir y arrodillarse en sufrimiento ante la palabra dentro de su cabeza.

—¿Max?

El tetracampeón le observó de inmediato.

—¿Aún quieres ser padre? —Su mirada podía trasmitir y dar a conocer todos sus sentimientos y pensamientos.

La pregunta bailó en la cabeza de Max como si formara parte de algún vals. Uno único y especial.

Síndrome de CouvadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora